11 julio 2009

Carlos Pinazo: "Sabía que podía subir, yo iba pensando en mi mujer"

Dije en la anterior entrada que sería la última crónica de la QH, pero añadiré la de Carlos mi cuñado, que también debutó. Dice: "Coroné y de nuevo nos reunimos mis dos hermanos, mi primo y yo, y nos fundimos en un gran abrazo pensando que lo que quedaba era todo coser y cantar".

Nosotros pertenecemos a la peña “Els Falcons”, somos parte de una peña que queremos ir mejorando año tras año, que nos entusiasma el ciclismo y cómo no, queríamos algún día hacer el Tour de Francia del aficionado, “La Quebrantahuesos”.

El año pasado seis de los integrantes realizamos la hermana pequeña, la “Treparriscos”, y nos divertimos tanto que este año iniciamos la temporada con la QH´09 en la cabeza. Nos propusimos apuntarnos y lo hicimos hasta ocho de nosotros.



Finalmente la hicimos siete, Juan, hizo de nuevo la Treparriscos, y el resto comenzamos esta gran prueba que para nosotros era nuevas sensaciones y nuevas emociones.

Comenzamos bastante bien saliendo, a pijo sacado, cogiendo grupo tras grupo, y colocándonos en una buena situación, para comenzar el primer puerto, Somport.



La subida comenzó con una gran montonera, donde estaban implicados Diego, de la Naranja Mecánica, y mi cuñado, Rafa, que resultó mal parado, pues la mano derecha le sangraba y era el comienzo del puerto, lo cual era complicado saber si las contusiones y heridas harían mella en ellos. Seguimos subiendo y coronamos mejor de lo esperado, pero aquí comenzó el segundo contratiempo, the weather, el tiempo. Frio, agua, niebla, era lo peor para comenzar una bajada complicada. Pasamos frío, hablo por mí, sin manguitos, ni cortavientos, ni térmica, sólo con dos cojones. Bajamos, cada uno como pudo, y lo que comenzó como peña, fue disgregándose sin saber donde estábamos cada uno. Yo cogí un grupo, y aquí llegaron mi primo, Toni, y mi hermano, Javi. Comenzamos a entrar en calor, cogiendo a grupos, donde también llegó Fernando Jr., y así segumos con estos para que nos llevaran a pie del segundo puerto de la jornada, el gran temido Marie Blanque.



Giramos a derechas, comenzamos a ascender, y hasta el avituallamiento líquido, todo perfecto pero venía lo peor, lo sabíamos y no podíamos hacer otra cosa que ponerle otro par y seguir, y claro que seguimos, unos en bici, otros andando, mientras veíamos esa marabunta de gente subiendo, sufriendo, pero sobre todo disfrutando. Fuimos llegando a la cima, cada uno como pudo, pero subimos y coronamos, donde pudimos de nuevo reunirnos y recuperarnos del esfuerzo realizado. Sabíamos que aún quedaba mucho pero estabamos bien fisicamente y, lo mejor, mentalmente, excepto Fernando Jr, que con problemas de hipotermia, no se había recuperado de la bajada de Somport.
Mi otro hermano, Toni, llegó al avituallamiento del Marie Blanque, habiendo desaparecido en la bajada de Somport, a causa de una avería mecánica, la rueda trasera la había rebentado en la bajada anterior. También llego Agustín y solo faltaba Fernando Sr., que no llegó y decidimos comenzar a bajar creyendo que se habría subido al furgón.



Comenzaba el tercero de la jornada, el Portalet, y esto iba a ser duro, eran 29 kilómetros, donde había que tener más que fuerzas, había que ser mentalmente fuerte, y así fue siendo fuerte pues Fernando Jr, abandonó al comienzo de la subida, era otro golpe más a la peña. Agustín por detrás iba a ritmo, mis hermanos y mi primo fueron muy bien conmigo, todo hay que decirlo, que fui subiendo a ritmo, parando en los avituallamientos. Sabía que podía subir, yo iba pensando en mi mujer, María, que este año tan importante ciclisticamente hablando para mí, no pudo estar aquí por problemas de trabajo, claro está en Alemania, y pensando en ella y mi fuerza mental fue ayudándome poco a poco, kilómetro tras kilómetro en este puerto, donde coroné y de nuevo nos reunimos mis dos hermanos, mi primo y yo, que nos fundimos en un gran abrazo pensando que lo que quedaba era todo coser y cantar. Eran 50 kilómetros de los cuales solo íbamos a ascender la última tacha, la Hoz de Jaca.

Bajamos disfutando del paisaje, 82 km/hora, y llegamos a pie de la Hoz de Jaca, donde subimos, hicimos fotos y recuperamos la moral perdida en la Siete Picos, que nos había tocado moralmente, a más de uno.



Finalmente fuimos dirección Sabiñánigo sabiendo que nuestra gesta estaba hecha, llegamos a meta, mi primo Toni Blanco, mis dos hermanos Javier y Toni Pinazo y yo (Carlos Pinazo), el cuñado de Rafa. 10:30 fue el tiempo empleado, era lo de menos, lo importante fue que nuestro cometido había sido cumplido, acabarla, y acabarla de la mejor forma posible tanto física com mentalmente. Fueron llegando más corredores, en los que se encontraba Agustín Noverjes, otro integrante de la peña y para sorpresa nuestra Fernando Luján Sr., con un par, puesto que su hijo Fernando Luján Jr., no pudo acabarla y él lo hizo por él.

Solo decir que me siento muy orgulloso de ser parte de este grupo de personas, integrantes de la peña ciclista a la que pertenezco, Els Falcons.



Otro reconocimiento para la persona que supongo sacará esto a la luz, supongo que en su blog, mi cuñado, para Rafa Mora.

Para quien no lo sabe, estoy escribiendo estas líneas de esta gran gesta porque un día de hace unos cuatro años mi cuñado y cómo no, no puedo olvidarme tampoco de mi suegro, el padre de Rafa, me hicieron sentirme de nuevo con vida quince años después, nada más que esto, ciclista.

Recupérate pronto, cuñado, nos vemos en la próxima… QH… 2010 ó 2011, cuando sea.

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