19 mayo 2009

Pedro II El Sabio


Pedro II El Sabio, después de la París-Roubaix de 2007.

Para que haya un Pedro II, El Sabio, tiene que haber un Pedro I, en este caso, El Grande. El primer Pedro, no sorprende a nadie, es Pedro Delgado, Perico, El Loco de los Pirineos, el mito. El segundo es Pedro Horrillo. Los dos son ciclistas, claro.

Pedro I era un líder, un ganador. Pedro II era un trabajador, un luchador con poco éxito en la línea de meta, pero con mucho en el día a día. No en vano, sus compañeros lo adoraban y, allá donde fueran, lo exigían a su lado. Así lo hizo Óscar Freire, tricampeón del Mundo de ciclismo en carretera (Óscar El Despitado), que lo quiso siempre en su equipo, por su amistad y conversación.



Hace unos días que Pedro II El Sabio, estudiante de Filosofía y articulista, se cayó por un precipicio de 80 metros en el transcurso de una de las etapas del Giro de Italia. No se ha matado, pero casi: coma inducido, rotura de 18 centímetros en el fémur, una rodilla hecha papilla, traumatismos varios, dos neumotórax... una piltrafa, pero vivo. Ya ha salido del coma, pero no volverá a correr en su vida.





La búsqueda de Horrillo fue difícil, y su rescate una carrera contra la muerte.

Lo que sí hará será escribir, porque Pedro II tenía su columna de opinión diaria durante las tres grandes vueltas por etapas (Giro, Tour y Vuelta), que escribía desde su sillón o desde su sillín, dependiendo de si estaba o no en carrera con su equipo, el Rabobank.

Aquí os dejo uno de sus textos, uno que para mí dice muchas cosas sobre periodismo deportivo, sobre injusticia, sobre sacrificios, sobre la tristeza del grandísimo deporte que es el ciclismo y su ninguneo respecto a esos que dan patadas a un balón.
El texto se titula La Avispa, publicado el 11 de septiembre de 2002 en El País:

"Hoy me ha picado una avispa. Hombre, ya sé que no parece algo muy relevante, pero aunque no lo sea, qué más da; el caso es que me ha picado. No sé, quizá sea envidia; envidia malsana, como la picadura, porque me da a mí que eso de la envidia sana no existe. Envidia de la relevancia de ciertos acontecimientos de otros deportes.

Sí, claro, me refiero a esas noticias trascendentes que surgen un día sí y otro también en el mundo de los profesionales del deporte ese en el que 11 con una camiseta y 11 con otra camiseta corren detrás de un balón pataleado.



Sí, creo que lo conocen, así que ya saben dónde voy: que si Ronaldo tiene gases, que si ha cenado una ensalada y ha dejado el entrecot a medio terminar, (¿qué le estará pasando?), que si se ha entrenado dos horas con sus compañeros y en uno de los estiramientos ha puesto mala cara, que si al terminar ha salido del aparcamiento del club con los cristales tintados del deportivo bajados a discreción y no ha querido hacer declaraciones; uy, uy, uy, qué mal rollo.

Bueno, y estando en ésas, sucede que a uno de nosotros, en este caso yo mismo pero podría haber sido cualquiera, va, le pica una avispa, y ustedes continúan su vida como si nada hubiera sucedido. Pues no, ésto en la era de la comunicación no es de recibo, no es plan. Menos mal que tengo libertad para hablar, o mejor dicho escribir, en esta columna de lo que más me plazca, y gracias a ello tienen la oportunidad de enterarse de una noticia de tal calibre.

Ahora bien, ahorraré detalles del incidente para dar paso a la especulación. Quizá mañana se me acerquen los medios para saber más del asunto: ¿Te dolió? ¿Cómo fue? ¿Dónde? ¿Podríamos fotografiar el orificio? ¿Conseguiste sacar el aguijón? ¿Llegaste a pensar en el abandono? Y demás incógnitas por desvelar. Pero no sé, me estoy planteando seriamente no contestar a ninguna y hacer mis revelaciones en un libro dentro de unos años. Quizá sea más rentable."



El Sabio también ganaba; en la imagen, una etapa de la Volta a Catalunya.

2 comentarios:

Luis dijo...

Creo que hemos tenido la misma idea en nuestros blogs: hablar de Horrillo después de lo que le ha pasado, pero sobre todo por lo que piensa y escribe. En breve pondré mi post porque este tío se lo merece.

Pepente dijo...

Eso lo leí yo en su día y me descojonaba. Cuánta razón... Pero es lo que tiene/quiere este país, o ya no...?