15 septiembre 2009

Dos días por Kiev



Hoy os invito a viajar a Kiev. Allí estuve un par de días locos, como siempre que se viaja por trabajo e intentas combinarlo todo con un poco de turismo. Porque conocer no está de más.


Iglesia de San Andrés, uno de los lugares de culto del centro de la ciudad.


La plaza de la Libertad del centro de Kiev, desde la habitación del Hotel Ucrania.

La arquitectura es diferente, claro, las iglesias ortodoxas no tienen nada que ver, los ritos, pese a desconocerlos, son otros. En Kiev todo es gigante, edificios monumentales estratosféricos, columnas inmensas y grandiosidad por doquier. Se ve en uno de sus ministerios, en el edificio de la Ópera, en el mismo hotel Ucrania en el que estuve, por dentro con techos altos, con cortinas interminables, con austeridad y seriedad.


Colores, cúpulas, ornamentación a tope. ¿Dónde está el románico?




Este es el edificio de un Ministerio: no entiendo el cirílico, pero sí entiendo que la arquitectura es soviética.

Además, en Kiev hay como dos ciudades. Una es la del exterior, otra es la subterránea. Infinidad de tiendas y locales conviven bajo tierra, donde hace más calor y el aire frío no afecta a los huesos. No hizo mal tiempo en los dos días que estuve, pero uno se imagina un día de febrero por allí y se me ocurren millones de sitios donde estar, menos al aire libre en pleno Kiev.


Esta debe de ser una imagen muy normal allá: el sol intenta buscar un hueco por donde iluminar.

En realidad se ven contrastes, como los de la foto con la policía y su Lada y los todoterrenos de algunos pudientes. No son pocos, por cierto, los coches de alta gama, pero todo sea dicho mi visión de Kiev se reduce a la del centro de la ciudad, lo cual no marca, ni de lejos, al resto.


A la derecha, un Lada del viejo Este de la Policía en un control rutinario; a la izquierda, un todoterreno de los nuevos aires; al fondo, un poco de morriña histórica en banderolas.

Pero además hay mercadillos en los que lo que toca es explotar el pasado soviético y su parafernalia. Camisetas de Lenin, pins, gorros rusos, símbolos aquí y allá. De todo un poco, hasta indumentaria militar.


Aquí hay símbolos que siguen significando lo que significan.

El viaje fue, como ya he dicho, por trabajo: partido de clasificación para el Mundial de Sudáfrica 2010 entre Ucrania y Andorra. Resultado: 5-0. Algunos errores y tres penaltis en contra lo dicen en todo, aunque en verdad la superioridad es manifiesta. Jugó Shevchenko, que volvía a la selección, un mito en Ucrania y en el fútbol europeo. Tambíén fue titular el nuevo fichaje del Barça, Chigrinskyi.


En la sala de prensa del Dynamo de Kiev. Menudo sofá.


Una oportunidad de Ucrania, que avasalló en la primera parte.


Panorámica del estadio Valery Lobanovskyi, donde juega el Dynamo de Kiev. Caben 16.000 espectadores.

No quisiera cerrar esta entrada sin contar la anécdota del viaje. Algunos compañeros sin módem necesitaban un local con Wi-Fi para enviar las páginas. Mientras yo estaba en la habitación enviando, un par de ellos tuvo que recurrir al ingenio, y entrar en el prostíbulo del hotel, sorteando a las chicas que se les acercaban mientras buscaban la red para enviar fotos y textos. "Aquí no se viene a trabajar", le dijo una de ellas a un compañero. Una sonrisa y buenas palabras, y páginas enviadas.


Cartelito del prostíbulo que permitió enviar algunas crónicas gracias a su Wi-Fi.

1 comentario:

Mary dijo...

Gracias por acercarnos y enseñarnos el mundo.