14 abril 2011

Detalles de una carretera perdida

Tan perdida que lo primero que percibes a su paso es una gravilla finísima que ensucia las ruedas y te hace plantearte si seguir o no.

Tan perdida que lo segundo que ves son inicialmente unas cuantas y luego unas muchas boñigas sobre el viejo y cuarteado asfalto que te permiten concluir que, efectivamente, debes seguir (¿?).

Tan perdida que lo tercero que asoma a tu alrededor conforme vas subiendo son otras carreteras hermanas, tan perdidas que pocos saben adónde van.

Tan perdida que lo cuarto que ves si levantas la cabeza mientras le das al riñón es una de las decenas de vacas que, unos metros más allá tras la siguiente curva de herradura, te cierran el paso y te obligan a poner el pie a tierra y demostrar que vas en son de paz.

Tan perdida que lo quinto que te cruzas al superar a las vacas que te observan, es una especie de valla de goma que disuade al ganado de meterse en el mismo pueblo, y casi al visitante.

Tan perdida que lo sexto que te llama la atención es una canasta de madera en la fachada de un establo, y un caballo negro que juguetea empalmado como un demonio con una yegüa blanca que rehúye las proposiciones a coces y relinchos, para mi divertimento.


Una carretera perdida que lleva a Castellar de Tost (Lleida).

http://maps.google.es/maps?hl=es&tab=wl

2 comentarios:

Raul dijo...

Estas de un cicloturismo que no veas, eh? como se nota que la QH se acerca... ;)

Rafa dijo...

jiji