09 abril 2011

Locuras de ¿primavera?

Vale más una imagen que mil palabras. Aquí están los 46ºC de temperatura que me marcó en la última salida a Vilamitjana y Castellbó. 85km en los que la mínima del temperaturil fue de 31ºC.

Pero eso no lo supe hasta que llegué a casa, pese a intuir durante la sesión que aquel calor era ciertamente intenso. Antes, rodaba tranquilo de vuelta hacia Andorra cuando sucedió lo que muchas veces ocurre sin querer. Tú vas a tu ritmo, pensando en ir relajando porque ya te has dado tu tute, y de repente te adelanta alguien, en este caso dos mendas con manillar de triatleta incluído. En ese momento te asalta la duda: ¿los dejas ir o intentas seguirlos?

Y claro, la primera opción siempre lucha por ganar, y si al luchar uno se da cuenta de que, efectivamente, los puede seguir, pues entonces ya está el lío montado.

Pasé de ir a 28km/h bien tranquilo, a meterme en un berenjenal a 35 por hora y picos de 45. Casi nada con los triatletas. En varios momentos me sacaron de punto, y sólo pude dar un relevo, aunque largo porque tardaron en pasarme tanto como vi que se me acababa la chicha.
Al final, el resultado fue darme una paliza y varias consecuencias asociadas al fuerte calor: toda la tarde reponiendo líquidos (y meando), las rayas de Agroman en brazos y piernas y los siguientes días a base de crema hidratante.

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