23 marzo 2010

Óscar, Rafa y compañía: batalla segura (y 2)

Jueves 18 de marzo. En la víspera de la 'cremà', a las ocho de la mañana estábamos listos Jordi, Vanessa, Óscar, Luis Cortés y yo. Raúl, ausente por tener un problema con las sábanas, se añadiría después, pero ya demasiado tarde. En el camino nos encontramos a tres conocidos de Luis, a los cuales llamaremos a uno el señor Durodepelar -62 años y una supuesta, y cierta, gran capacidad física, ¡menuda patata más en forma tiene ese hombre por corazón!-, el señor Bala -uno que resultó inalcanzable- y el señor Callado -el tercero en discordia, más conservador-. A todos estos, se añadió en la ida un nutrido grupo de unos veinte amantes del ciclismo, de edades y sexos diferentes.

Hasta el cruce con Marines Nuevo fuimos todos al galope, y a partir de ahí el nutrido grupo se desvió hacia Llíria, mientras que el resto seguimos hacia Olocau. En Olocau, hubo parada técnica de reagrupamiento, y Vanessa y Jordi decidieron darnos vía libre y subir a su ritmo (luego darían marcha atrás y no los volveríamos a ver, una pena).



Al dejar Olocau, las cornetas empezaron a sonar, y mientras lo hacían las voces callaban, las respiraciones se alteraban, y los pulsómetros empezaban a subir. Sentí entonces que el peso de la subida iba a ser mío, lo cogí y decidí jugármela con el cambio de ritmo que hago siempre en el primer falso llano, es decir, meter plato, bajar piñones y poner a todos en fila.

La oruga llevaba su camino, y pese a que nadie daba un relevo, tampoco me importó. Me encanta ese tramo y me encanta saber que Luis Cortés sabe que me encanta, y que ahí se va a romper todo. Aumenté el ritmo antes de la primera curva a la izquierda, regulé en la siguiente recta y, en la segunda curva a la derecha, justo cuando baja un pelín para luego empezar a subir y descuajaringar el grupo, me levanté de la bici, baje dos piñones, y empezó a caer el personal.



Óscar fue de los primeros y eso me sorprendió. No esperaba que cediese, y menos que cediese tan pronto, pero cierta es su inactividad, y al final de semana lo notó en exceso. Nos quedamos en un pequeño grupo Luís, el señor Durodepelar, el señor Bala, el señor Callado y yo. Entonces fue cuando me giré, vi que no estaba Óscar y mostré mi sorpresa: "¿Y Óscar?", dije. "Si queréis lo esperamos", contestó alguien. "Yo a Óscar no lo espero", solté de mi boca.

Entre ese grupo yo tiraba y tiraba y seguía sin recibir relevos, hasta que el señor Durodepelar -recuerdo: 62 años-, me pasó por la izquierda como un poseso, bajando piñones y justo al coronar uno de los repechos. Tuve que lanzar un ataque y un grito para alcanzar su rueda.

Nos quedamos él y yo solos, y entonces se puso a rueda. Yo seguí mi ritmo y vi que nos íbamos solos, y entonces al rato nos dimos cuenta de que el señor Bala estaba con nosotros. "¿Te has recuperado?", le dije. "Un poquillo", contestó. No me gustó el tono de voz, muy calmado, muy pausado, y entonces vino la realidad. El señor Bala tenía para todos: arrancó de golpe con una velocidad inalcanzable, y entonces me di cuenta de que su 'recuperación' no era real, sino que él venía de acompañar un rato a su amigo el señor Callado, el cual se había quedado por detrás. En la cima, me confirmó todo esto.

Entonces mi único objetivo era deshacerme del señor Durodepelar. Puse un ritmo un pelín más alto, forzando tal vez en exceso a veces con el plato, pasando por Marines Viejo a 27 por hora, cosa que no recuerdo haber hecho nunca, y apretando los dientes. Como era lógico, aunque solo fuera por edad, el señor Durodepelar dijo algo que no entendí y dejó de soplarme en el cogote.

De ahí para arriba abrí todo el hueco que pude, ya sin ni siquiera ver al señor Bala por delante ni al señor Durodepelar por detrás. Coroné a unos dos minutos del señor Bala, que bajaba sonriendo, pícaro él, dejando a Óscar, que era lo importante, a más de seis minutos. Creo que el total de la subida fueron 38 minutos en esos 15 kilómetros.

Luego fue cuando en la bajada, casi en Bétera encontramos a Raúl Panorámix. Luís y Óscar continuaron hacia Valencia, y yo acompañé a nuestro 'pro' por Canteras y a hacer el test, su test, del Oronet. Rebajó su mejor tiempo de 10min 11s a 9min 53s. Yo le dije que le intentaría lanzar lo que pudiera, pero lo cierto es que llevaba 90 kilómetros y demasiado tute en la semana acumulado como para pretender hacer tal cosa. Me dejó rápido en las mismas rampas de Serra, y yo no pude bajar de 11min 40s. Pero almorzamos en Náquera un litro de Coca-Cola, un plátano y algo de bollería industrial, y eso estuvo bien.



Quedamos que, a la próxima, sus sábanas le darán una tregua, y entonces nos enseñará sus garras, haya o no señor Bala. ¡Qué pique más bonito hubiera sido ese!

2 comentarios:

Raul dijo...

Tio, no pongas q tuve un "problema de sábanas" q van a pensar q no me quedé dormido... Viendo la "batallita" q me perdí, los señores Patata, Bala, Callado, "el andorrano", "el suizo" y "el valenciano" (y los últimos mails cruzados), la proxima vez voy a salir ya de casa con el cuchillo entre los dientes...

Rafa dijo...

que así sea.