02 abril 2012

¡Me la han robado!

Dicen las malas lenguas, no sin razón, que es posible que esté por ahí en alguna farola encadenada, esperando a que yo vaya a por ella. Añaden estas lenguas, con idéntico sentido común, que visto el despiste del que hago gala, la denuncia que he puesto por la desaparición de mi bici plegable quede en agua de borrajas.

Ojalá tengan razón, pero el caso es que no está conmigo. La eché en falta el pasado jueves, y desde entonces he dado millones de vueltas en su búsqueda, allá donde pudiera haberla dejado, que en verdad, es en dos o tres sitios habituales. Ni rastro de ella.


La usé el pasado lunes, hoy hace una semana, para acudir a una rueda de prensa en el edificio del Gobierno de Andorra, luego la cogí y me fui con ella a la redacción. Creo. Y digo creo, porque no tengo el recuerdo de haberla dejado en la calle, de subirla al coche a la hora de comer, y de bajarla y dejarla en la plaza de garaje. ¿Y por qué no tengo el recuerdo? Porque esto es una cosa automática de tantas que se hacen en el día a día, como mear, lavarse los dientes, cerrar la puerta de casa o la del coche, y tantas otras cosas.

De gestos habituales, pasan a ser automáticos, y luego a dejar de quedarse registrados en la memoria. Y entonces, cuando uno intenta recordar, el archivo no se encuentra, porque pasa directamente a ser un spam que el cerebro no registra. Y allá que estaba yo diciéndole al policía de turno: "Pues no sé, oiga, si me la han robado en la calle, en el garaje de casa o incluso si me la he dejado abandonada y atada en alguna farola, pero el tema es que no la encuentro".


Cumplidos los trámites iniciales (preguntar en el servicio de circulación de Andorra la Vella y Escaldes-Engordany, no sea que molestara y los 'urbanos' la retiraran a lo Rita Barberá), y hechas mis pesquisas, concluí que, efectivamente, me la han birlado. Casi una década a mi lado (las fotos son de 2005, en Muxia y en León, ojo a la viajera) y tiene tantas teclas que así el que me la haya levantado se pegue el piño padre que se prevé, porque sé de una palanca que si no la cierras como es debido, y con truco, se abre a mitad de camino, se dobla la bici y puedes saltar por los aires. Majete.

1 comentario:

Daniel dijo...

¿Pero cómo puede ser?, si hace una semana me hablabas de ella, de que la dejabas sin problemas atada a cualquier farola, que Andorra era seguro...

1.- Ojalá la encuentres. Tú, !sin tu bici! No lo puedo imaginar

2.- Si no la llegases a encontrar, espero que a quien se le haya "pegado por despiste", no conociendo sus trucos y la bici no reconociendo el culo, se deje los piños en la farola de donde la cojió.
De esa forma igual hasta lo pillas y recuperas tu bici.
Animos ;)