01 febrero 2010

Invictus inmortal

Invictus. Un llamamiento al poder de las personas, al amor y la amistad, a la convivencia, a los sentidos que pululan entre nosotros, al querer es poder. Invictus. Un ejemplo de película que será un clásico, imprescindible en una casa, por su dosis de historia y de humanidad, por su nobleza. Invictus. Un Morgan Freeman tan creíble que algunos nos sorprendemos al ver fotos del Mandela real, ¿quién es quién?, un Matt Damon bravísimo, unas imágenes de escándalo, una narrativa fílmica de diez, unos planazos que te mueres, una fuerza de la imagen que se te corta la meada. Invictus. Un Clint Eastwood que como premio a su carrera debería recibir la salvación eterna, el don de la inmortalidad, ¡no te mueras nunca! Sigue haciéndonos pasar horas de placer en un cine y que te concedan el exilir de la eterna juventud. Por favor, Clint. Cuantas pelis te queden por hacer, allí estaré.

4 comentarios:

carmen dijo...

Pues... yo no estoy de acuerdo en nada. Morgan Freeman, sí, muy bien, muy bien caracterizado... pero el resto?? ¿Es eso una película? Un documental le hubiese quedado mucho mejor. En mi opinión, película aburrida como la que más, donde no se cuenta prácticamente nada, y nada que no sepamos antes de entrar. Media película sabiendo cómo es ya la otra mitad. Escenas del partido... repito, ¿es eso una película? ¿Es esto Cine?
Como película, absolutamente olvidable.

Rafa dijo...

El problema de la película es que cuenta algo que ya se sabe de qué va. ¿Un documental? Yo lo que entiendo es que si tienes un hecho conocido, lo tienes que contar bien.

Me dice mi hermana Carmen que no hay intriga, que no tiene nada. Estoy de acuerdo, pero tampoco hay intriga cuando uno ve una obra de Shakespeare que ya sabe de qué va y cómo acaba, sino que la gracia de todo es cómo se cuenta, fundamentalmente si bien o mal, cosa que obviamos que es fácil hacer, cuando no lo es.

Almodóvar hubiera hecho un sainete de este argumento, Trueba otra versión, Mel Gibson ni te cuento, y con Woody Allen se hubieran pasado toda la película examinando sus carencias vitales. Eastwood ofrece la realidad de la manera más fehaciente posible. Y tal vez eso lleve a gran parte del público a verlo aburrido, porque en verdad no aporta nada más que lo que pasó.

Yo valoro cómo de bien está contado, los sentimientos que transmiten y sus valores que, insisto, cada director hubiera podido moldear a su criterio.

Para mí, esto es como cuando uno va a un campo de fútbol a ver un partido. Al día siguiente, claro está, sabe cómo transcurrió el encuentro y hasta el resultado, pero al día siguiente el periodista de turno hace su crónica, y entonces al que fuera espectador y al día siguiente lector le gusta o no esa versión.

En resumen: Eastwood reportero.

carmen dijo...

Reportero, exacto. Pero no cineasta. Con esta película no.
El resto, ya lo hemos comentado.

Mary dijo...

Ey, no discutiu home, ja aniré jo a veure-la i us donaré l´última paraula, hehe.