02 febrero 2010

Los Picos de Europa y el miedo

Hará más de tres años conocí los Picos de Europa. Fueron dos días de travesía en los que la noche en la montaña la pasamos en el refugio Julián Delgado Úbeda (1.960 metros) que se encuentra en la base del Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu (2.519 metros). Fueron dos días espectaculares con una compañía inolvidable pero en los que hubo momentos de incertidumbre, por no decir miedo.

Anduvimos durante toda la mañana haciendo una ruta circular con punto de salida en Poncebos, si no recuerdo mal, superando primero los cuatro kilómetros de la senda del canal del Teixu. Cuatro kilómetros de desfiladero con vegetación y fauna variada -allá dos cabras en medio de la senda nos obligaron a parar mientras lidiaban una bonita y cornuda contienda- que permiten disfrutar de la naturaleza y ahorrarte el sablazo de 18 euros que cuesta cruzar el paso por debajo de la montaña en el funicular.

Subimos unos collados cuyo nombre no recuerdo, y a la hora de comer alcanzamos un refugio abajo de un cerro, del cual tampoco recuerdo el nombre (pido ayuda a quienes fueron si leen esto para que aporten datos), donde descansamos. Seguíamos buenas indicaciones pero el reloj empezaba a apremiar, así es que reanudamos la marcha en busca del refugio del Naranjo de Bulnes.

Sin embargo y pese al sol que nos acompañó durante todo el día, la niebla de la tarde que allá, según he leido, siempre surge, se cruzó en nuestro camino, y de repente perdimos la senda. Con mapa en la mano el Segoviano se afanaba en resolver la situación poniendo todos a una nuestro sentido de la orientación, y entonces iniciamos un descenso peligroso que afectó a algunos más que otros.


Anais, al fondo, esperaba con ánimos al final de la grieta; detrás, abajo, la nube, y más allá, nada.

Amparo y yo tuvimos miedo. Recuerdo cómo me temblaban las piernas al bajar entre dos rocas con el culo en el suelo y agarrándome a todo lo que podía. Recuerdo cómo al salir de aquel paso nos encontramos una nube en los pies, tan espesa que no permitía ver lo que había abajo, y entonces la imaginación que juega muy malas pasadas me obligó a ver allá diferentes opciones: un acantilado, una piedra suelta, el vacío... Tal vez no había aquello y nunca lo sabré, pero el miedo a las alturas me vino de golpe y el pecho se me cerraba. Óscar, Anne, Anais y José el Segoviano nos estuvieron ayudando para superar el mal trago, y finalmente salimos de allí a una senda intermitente pero segura que seguía la falda de la montaña sin grandes desniveles.


Bajando con el culo prieto y el corazón al límite.

Aquello acabó con una parada de estudio de la situación, si había que ir hacia aquí o hacia allá, mapa en ristre, y entonces la suerte y la intuición de algunos nos vino a salvar y, al borde de entrar en un peligroso atardecer en medio de la nada de los Picos, apareció entre las sombras un majestuoso peñasco, alto e inmenso que subía y subía rajando las nubes y mostrando, a sus pies, el refugio del Naranjo de Bulnes, salvador, y lleno de sopa caliente y comida para seis compañeros que, hacía unas pocas horas, estuvieron rozando los límites.


El refugio J.D. Úbeda, en la misma falda del Picu Urriellu. (Foto:http://www.webcampista.com)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ufff. Que viaje más chulo. Tengo unos recuerdos muy buenos de ese 2007. Y esos días en los Picos de Europa fueron muy bonitos, en un entorno increible y en la mejor compañia. A pesar de lo duro y cansado que fue, que bien nos lo pasamos, eh??

Un saludo,

Jose

Chimo dijo...

eso si que es deporte de aventura

Anónimo dijo...

Yo también tengo muy buen recuerdo de este viaje. Pero siempre es extrano de ver cómo los recuerdos cambian de uno para otros...
Es decir que yo no veía la niebla como tan peligrosa pero me acuerdo perfectamente del momento en el que nos dimos cuento que Jose había leído mal el mapa y que ibamos a andar mucho más de lo previsto y todo esto casi sin agua!
Y también me acuerdo del dolor de piernas que tuve un día después de bajar del naranjo!
No había tenido tantos dolores en la vida!
Pero fue una eventura genial e inolvidable!
Si quieres tengo mucho más fotos! Me extrana que no tengas más!!!

Un beso fuerte!
Anais

Rafa dijo...

Anais, siento no haber contactado contigo en el skype, pero hablaban unos amigos míos con sus parejas, que estamos en Andorra de viaje (bueno, yo no, jajaja).

Curioso es, y mucho, porque yo no recuerdo el miedo por el agua, y sí el de la niebla. De hecho, creo que me he enterado ahora que íbamos justos de agua. ¡¡Cuántas historias dentro de una sola!! Es fantástico.

Sí recuerdo tus dolores de pies, entre las botas nuevas y la mochila grande que llevabas, y cómo Jose te animaba.

Un beso enorme. A ver si otro día estás en el skype y te llamo.