25 mayo 2011

Situaciones

Situación 1:
Voy sediento a la nevera, cojo un Trina de Limón y me lo enchufo a trago limpio, acto seguido el esófago a punto está de reventarme, me lloran los ojos y empiezo a toser con violencia. Miro el bote: no era un Trina de Limón, me cago en diez, sino una Schweppes con gas. Eso sí, de limón. Vista de lince a la hora de comprar.
Situación 2:
Me dispongo a desayunar. Leche con cereales, tostadas de mantequilla y mermelada, zumo de naranja y un té. Mientras los cereales cogen consistencia en la leche, unto la mantequilla y cojo el bote de mermelada, que está por estrenar. Al abrirlo noto algo raro, como una sustancia que vibra dentro, como gelatinosa. Ay, que no es mermelada de frambuesa... Es gelatina... Gelée no significa mermelada, burro, sino gelatina. Libertad, igualdad, fraternidad. Y calma. De nuevo, vista de lince a la hora de comprar.
Situación 3:
De segunda mudanza, abro cajas al más puro estilo sentimental. Esto es, leyendo cada papel, cada chiste de Forges amarillento por el paso del tiempo, frases de Gila mezcladas con otras de Humphrey Bogart en Casablanca, alguna de Clint Eastwood de espagueti western, observando los llaveros y las chapas de cuando era niño (miro atontado una que pinté de verde y en la que dibujé una bici y puse el año: 1992, como un gran año de muchas salidas...), los Siete Enanitos de Blancanieves, las figuras de Astérix y Obélix que compré no hace muchos años, un Ferrari de Fórmula 1 de palmo que me regaló mi abuela a finales de los 80, los apuntes de la carrera de Periodismo, los de la carrera de Educación Física, alguna foto con cara de niño alelao, notas de amor a la Pepa, un gorro con el que tonteé con Raquel, el pato Lucas que me regaló Ana, mi equipaje del FC Barcelona de cuando no tendría ni cinco años, arena del desierto de Túnez en una Coca-Cola escrita en árabe, el código de circulación de cuando me saqué el carnet de conducir... De repente todo mi mundo se cae sobre mi cabeza. Cierro los ojos, respiro profundamente y voy echando a la basura todo lo que puedo sin que se me parta el corazón.

Situación 4:
Abro una maleta con ropa. Allí están camisetas de toda la vida. La del equipo de fútbol de Ontinyent cuando llevaba el 2 y era Rastra; la del voluntariado medioambiental de una fantástica semana con amigos, naturaleza y sentido de responsabilidad; el equipaje de fútbol de Superdeporte (un pijama en toda regla); y las camisetas del Estudiantes cuando lo patrocinaba Caja Postal; además de la sudadera de la carrera de Periodismo, una de la web Nostresport.com con los que colaboraba y, sobre todo, la camiseta de fútbol con el 19 a la espalda que llevó Perico Delgado en un partido de deportistas contra periodistas donde yo jugaba en el bando de los plumillas y que me intercambié con el que fue y será mi referente ciclista. Mítico. De nuevo mi mundo se cae sobre mi cabeza.

4 comentarios:

Mary dijo...

¡¡Así que tienes tú los enanitos de Blancanieves!! ¿Te acuerdas de mi fallerita? 2º de E.G.B. Casi ná.

Luis dijo...

Recordar viene del latín "re", que significa "volver" y "cor-cordis" que significa "corazón". Recordar es, en definitiva, hacer que las cosas vuelvan a pasar por el corazón. A veces duelen y a veces nos alegran, pero esa es la textura de la que están hechos los recuerdos.

Rafa dijo...

Gracias Luis!!

Juanje dijo...

¡La camiseta del nostre! ¡Qué mitómano eres!