
Se respeta a quien respeta, y la Iglesia Católica disfraza su pasión por el poder social, moral y económico mundial con respeto, así es que lo suyo no es respeto hacia los demás, sino hipocresía y malas artes, y como por ende no me merecen ningún respeto, que no me pida nadie que se lo tenga. Son odiosos, lamentables, lameculos, farsantes, engañadores, manipuladores, avariciosos, mentirosos, rateros y todo los adjetivos que les puedan acercar al mismísimo demonio. ¿Respeto? ¿Qué respeto se les puede tener a unos asesinos?
2 comentarios:
Te noto indignado, sobrino.
¿Indignado? Cada vez pienso más en lo de la apostasía. Aunque me cueste millones de gestiones.
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