31 diciembre 2008

El año del conocimiento por el de la madurez

Este año ha sido un año que ha marcado mi vida. Nunca podré decir que 2008 fue insignificante, como lo pudo ser 2006 o 1997, por poner dos ejemplos. 2008 será el año en el que Pepa y yo dimos un vuelco a nuestras vidas y decidimos darle la vuelta a la tortilla para que no se quemara la parte de abajo.

2008 siempre quedará como el año de la vida y el trabajo lejos de todo nuestro mundo, pero también como el año del conocimiento y acercamiento a otras muchas personas, lugares y, por ser simple, cosas. Atrás quedó el mar y su fuerza, su paz y su sabiduría, su calor, su ternura y melancolía, y dimos la bienvenida a las esbeltas montañas, a los valles escondidos, a los lagos helados, a la naturaleza viva -que incongruente esto-, a los abetos, a los corzos, a las águilas, a la pizarra, a la piedra, a la nieve y al frío.

Somos ya parte de este país aunque mañana le dijéramos adiós, aunque esto se acabara de repente seguiría siendo Andorra un destino que marcará nuestro camino. Así es que yo le digo adiós al 2008, al año del conocimiento, para decirle hola al 2009 pensando en madurar todo lo vivido.

30 diciembre 2008

Isa, Vania, María José y Domingo



Durante el puente de la Inmaculada pasado recibimos la visita de Isa, Vania, María José y Domingo. Como siempre intentamos hacer de su estancia aquí algo agradable, aun con las dificultades que normalmente tenemos para compaginar nuestros horarios laborales con sus intenciones vacacionales. Hacemos lo que podemos y esperamos que todos los que vienen se vayan siempre pensando en volver y contentos del trato que reciben. Ninguno de los cuatro es esquiador, así es que conocieron un poco el país y les acercamos a algunos sitios que no por conocidos para nosotros son menos sorprendentes para ellos. Tuvimos buenos ratos y yo les prometí que aquí me haría eco de su visita, antes de que acabara el año. Y así lo hago, aunque sea, como dice mi padre, siempre al límite, el día 30.






Isa sigue siendo tan dicharachera como siempre, amiga de todo el mundo y la relaciones públicas número uno; Vania una amiga entrañable, la 'peri' por excelencia, una persona unida a nuestro grupo de amigos desde hace ya casi (o sin casi) una década desde aquella sala de estudio de Farmacia en que recibió una flecha; María José volvió a sonreír como siempre hizo en aquellos años de Periodismo en los cuales nos quedamos rezagados no por malos estudiantes, sino por imperativo (pre)laboral; y Domingo dejó constancia, como no podía ser de otra manera, de que es un señor: a este tipo que conocí un poco más en la boda de 'los capitanes' Óscar y Chary en Badajoz le tengo un especial aprecio.

29 diciembre 2008

Sin inocentada



Este año no he hecho nada... Nunca fallo, pero este año he palmado. Una gripe estomacal desastrosa me ha succionado las ideas, y no me permitió pensar que el domingo fue el día de los inocentes. Tenía algunas ideas, pero no llevé a cabo ninguna. Había varias víctimas, pero todas se fueron de rositas. He fallado. Es un día divertido, el día de los inocentes. El año que viene, estaré al quite. Y no hablo de la simple pegatina en la espalda, no. Los Sesma -yo aprendí de ellos, menudos son los segovianos...- y los que me conocen bien saben de qué hablo. Aviso.


21 diciembre 2008

A todo trapo

Dejo este video para hacer ganas.

15 diciembre 2008

Se me hielan las ideas, se me calienta la boca

Ando congelado. Parece que el frío de la calle me afecta. Eso de andar por las calles bajo cero no me permite pensar, y, por lo que se ve, ando cerrado en banda. Tendrán razón aquellos que critican mi actitud repetitiva, pero también tengo yo razón en que este es mi blog, mi diario, mi desfogue y mi confidente, donde escribo sin cortapisas de lo que me da la realísima gana. Siempre se puede cambiar de canal. No soy una ONG ni un amigo de nadie. Aquí no se salva ni dios, y menos ese, y si no tiempo al tiempo, que se me calienta la boca. Por fin calor, vaya.

Dicho esto, voy a zanjar polémicas, como siempre, abriendo otras, pero haciéndolo, como siempre, con una sonrisa. Y como ando congelado, frío el cuerpo y la mente, el tema será el blanco de las montañas que me rodean, y del frío que todo lo cubre. Con una pequeña intención, claro. Como siempre.











14 diciembre 2008

Injusto



El otro día en el trabajo -perdonad que vuelva al tema y recupere mi lenguaje agresivo que tan poco gusta- tuvimos una reunión con los jefes para analizar diversos temas. Mi compañero de Deportes y yo nos vimos cara a cara con el subdirector y el redactor jefe. La verdad es que el cónclave fue, al menos para mí, muy gratificante pese a que hubo críticas de todo tipo y pese a que hubo tiras y aflojas. Salí de aquel despacho más animado, con la sinceridad que reclamo de los jefes puesta sobre la mesa, y sin medias palabras que dejan resquicios a las malas interpretaciones. El agua fue clara, cristalina.



De entre todas las cosas, quisiera destacar un comentario que, este sí, me sacó de quicio: "Es injusto que haya algunas personas que se vayan a las siete o siete y media de la tarde a su casa mientras los demás están más tiempo, y que luego vengan al día siguiente diciendo que tienen que buscar temas". Y estalló la bomba. Me lo puso en bandeja. No pude evitarlo. Salté. Evidentemente poca gente hay en la redacción excepto quien suscribe y alguno más que a las siete o siete y media recoja sus trastos y se pire a casa, entre otras cosas porque si lo hicieran se aburrirían como ostras entre sus cuatro paredes, ya que su mundo no parece ir mucho más allá de la torre de cristal en la que trabajamos. Como en la redacción se mantiene el vínculo social, allí permanecen por tiempo indefinido hasta que se hastían y deciden volar (de una puñetera vez). Yo soy aquel, que diría Raphael, el de las siete o siete y media.





Aquí se abrió la veda del reproche. Intentando que no se me llenara la boca de rabiosa espuma, contesté con un gran intento de controlar mi ira que qué me estaba contando de injusto, que si le parecía injusto que el de las siete o siete y media acabara antes que los demás porque no pierde su tiempo en cigarritos y cafés, y que si no le parecía que, después de exponerle el sistema de trabajo de cualquier periodista cigarritero y cafetero -11.00: reunión; 11.30: café; 12.00: redacción con dos o tres cigarritos; 13.30, a casa; 16.00, redacción con dos o tres cigarritos; 17.30, café; 18.00, verdulería, mercadillo, marujeos varios; 18.30, grito del imbécil de Deportes, que intenta concentrarse; 18.35, redacción con cigarrito y raje al imbécil de Deportes; 19.30, adiós al imbécil de Deportes; 20.00, redacción porque, ahora sí, hay que escribir porque es tarde, con cigarritos, claro, mientras el imbécil de Deportes coge el bus para llegar a casa; 20.30, redacción mientras el imbécil de Deportes desconecta en el gimnasio o en la piscina, 21.30, redacción mientras el imbécil de Deportes hace la cena, 22.00, redacción mientras el imbécil de Deportes cena-, tal vez era injusto lo contrario y, puestos a vacilar, si no se le debían horas al que se iba a las siete o siete y media. Coño.



Aun un día, antes de todo esto, tuve que escuchar alguna insinuación respecto al por qué cuando el imbécil de Deportes acababa no se dignaba a ofrecerse a ayudar a un compañero. No faltaba más. No puedo parar de reír, no porque no me parezca bien, si no porque no me imagino al que acaba a las siete o siete y media echándole una mano al que se ha estado tocando sus partes durante varios momentos del día. Entonces sí sería un imbécil. El de las siete o siete y media.



11 diciembre 2008

¡Pistaaaaaaaa!


Ya ha llegado la hora de dejarse de zapatillas de correr. O no. El caso es que es época de esquís. Es como si nos obligaran, hay que hacerlo. Subimos, esquiamos unas horas y volvemos a casa, descansamos, y esperamos al día siguiente para vuelta a empezar, si se puede. Este año ya nos hemos estrenado. En la primera bajada yo probé mi casco nuevo un par de veces. Ya os digo que va bien porque mi cabeza, después de los leñazos, está intacta, o eso creo... Sólo pensaba en mis rodillas cuando daba vueltas en mi propia nube de nieve. Qué miedo.

Sólo fue un susto. Un aviso de que hacía meses que no practicaba, claro. Ahora ya va todo rodado y, aunque nunca seré Alberto Tomba, puede que esté cavando mi propia 'tomba'... qué chungo soy, qué poca chispa, qué gracejo, qué alboroto, me pido el perrito piloto (¿un perrito piloto?, ¿pero eso qué es? Estos poetas de tres al cuarto...). Mejor dejo de autohumillarme y espero a que suene el teléfono para que la gente me diga aquello de "¿hay sitio en tu casa?". Eso sí, corren el riesgo de quedar como Luis, Patxi y Begoña en la siguiente foto. Muertos. ¡No me aguantan nada!



'Sus' vais a enterar. ¡Pistaaaaaaaaaaaaa!