31 diciembre 2008

El año del conocimiento por el de la madurez

Este año ha sido un año que ha marcado mi vida. Nunca podré decir que 2008 fue insignificante, como lo pudo ser 2006 o 1997, por poner dos ejemplos. 2008 será el año en el que Pepa y yo dimos un vuelco a nuestras vidas y decidimos darle la vuelta a la tortilla para que no se quemara la parte de abajo.

2008 siempre quedará como el año de la vida y el trabajo lejos de todo nuestro mundo, pero también como el año del conocimiento y acercamiento a otras muchas personas, lugares y, por ser simple, cosas. Atrás quedó el mar y su fuerza, su paz y su sabiduría, su calor, su ternura y melancolía, y dimos la bienvenida a las esbeltas montañas, a los valles escondidos, a los lagos helados, a la naturaleza viva -que incongruente esto-, a los abetos, a los corzos, a las águilas, a la pizarra, a la piedra, a la nieve y al frío.

Somos ya parte de este país aunque mañana le dijéramos adiós, aunque esto se acabara de repente seguiría siendo Andorra un destino que marcará nuestro camino. Así es que yo le digo adiós al 2008, al año del conocimiento, para decirle hola al 2009 pensando en madurar todo lo vivido.

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