21 septiembre 2011

Superando etapas: Carrie

El cine de terror ha sido para mí un problema vital. He visto algunas películas siendo niño, pero para ser sincero tengo que decir que las he mediovisto detrás de un cojín y las he sufrido más que otra cosa. Era un suplicio. Recuerdo cuando vi la nauseabunda Psicosis II y esa noche solo miraba el vano de la puerta de la habitación, no fuera que aquella sombra alargada, con capucha y cuchillo afilado en la mano derecha, levantada sobre la cabeza, asomara para darme candela.

No hablo del cine de suspense del gran Alfred, porque ese ha sido mi pasaporte cinematográfico, sino del de miedo de verdad. Muchas veces intenté ver "El Resplandor", incluso ya entrado en años. Al final tuve que obligarme a comprarme la película y la vi un día soleado a las diez de la mañana, solo en casa pero con luz natural. Con 30 tacos y cagadito. Y ayer vi "Carrie".

Tenía grabadas en la memoria las imágenes de la escena clave del baile. De hecho, hubiera acertado en un 80% en los planos, pero verla con toda la tranquilidad del mundo fue mejor. Aquella mujer en ciernes con telequinesis que se venga de todos con maldad y esos golpes de vista terribles, aquella madre desencajada que muere en un orgasmo cristiano inigualable, aquel cristo en la cruz con los ojos brillantes, aquella mano que sale del suelo carbonizado y agarra con fuerza el brazo del única alma que se apiada de la pobre Carrie...


En el reparto, de protagonista, me encontré ayer con uno de los rostros más bellos que he visto nunca. La imagen que tenía de Carrie era la de la maldad, ojos abiertos y duros, pero apenas recordaba aquella belleza de Sissy Spacek (el nombre lo he tenido que buscar), una belleza descomunal, sencilla, resaltada sobre todo por esa sonrisa casi de serpiente, de labios finos y naturales, acompañados por una nariz perfecta, unos ojos de gato perdido y un pelo extraordinario.



Hoy Sissy Spacek tiene casi 62 años, sigue siendo una mujer hermosa, aunque en la imagen actual detecto unos labios cambiados, tal vez operados, como sus pómulos. Quien sabe. Su mirada, aun así, es la misma de aquella pobre estudiante atormentada por sus crueles compañeros de clase y su madre ultracatólica y demente. Es una mujer marcada por un papel maravilloso en una película con un argumento que tampoco es ninguna enredadera, sino una historia más bien sencilla -una joven de 18 años que tiene la regla, no sabe lo que es eso y sus compañeras de clase se ríen de ella, son castigadas y la venganza de una de ellas acaba con la ira de Carrie, que utiliza su poder mental para matarlos a todos como ratas- con los mismos toques de Stephen King que se pueden ver en Misery, otra de esas películas que tengo pendiente, para ir superando los lapsus de juventud.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buah, "Misery", esa sí que mola. Ahí confirmé mi admiración por Kathy Bates como actriz. Menudo papelón, totalmente diferente del de "Tomates Verdes Fritos".
(María)

Rafa dijo...

¿lo dices por cómo le parte los tobillos? Mare meua, qué escena. Es lo poco que recuerdo...

David dijo...

Soy totalmente incapaz de ver una peli de terror...

mapachito violento dijo...

Vayamos a terapia juntos, primo. YA.

Anónimo dijo...

Hola. ¿Has leído los libros de Stephen King? Las películas son una fiesta infantil en comparación con los libros, esos sí dan miedo.