03 febrero 2011

Vacilones de cine

El cine, que es el reflejo de la vida, está lleno de vacilones. Me lo paso en grande viéndoles en la pequeña pantalla. Hace poco vi "La muerte tenía un precio", con Clint Eastwood y Lee Van Cleef en plan estelar. Grandiosos.

En una escena, Van Cleef, que interpreta al coronel Mortimer, dispara en su huida (recordemos que huida va sin tilde, según las últimas normas de la RAE) a un fugitivo para cobrar la recompensa. El malote cae al suelo al otro lado de la calle, pero se levanta pese al dolor y se gira, pistola en mano, hacia Mortimer. El coronel, pausado, tranquilo, como si nada, va montando un pistolón de dos piezas mientras el malherido le dispara desde la distancia. ¡Pum! Y la bala da en el suelo a 10 metros de Mortimer. ¡Pum! Y este disparo da a cinco metros porque el tipo se está acercando lleno de rabia. ¡Pum! Y la tercera bala choca con la arena de la calle a menos de un palmo del buscarecompensas. Y nada, éste, que ya se ha calzado el pistolón, apunta, dispara y da en la misma frente del malote que no aprovechó su oportunidad -porque no la tenía tan larga- y cae de espaldas salpicando de tierra la cámara que está en el mismo suelo. Todo esto, con planos de escándalo y musiqueta y la esencia del cine.

Otra escena. Clint contra tres tipos en un pueblo perdido, la calle desierta y la musiquilla de fondo: tutiiiiiiiiiii, tuuuuuuutiiiiiiii, tutiiiiiiiiiiiii, tuuutiiiiiiiiii. Un clásico de los duelos. Primerísimos primeros planos de los ojos de Clint, convencido de sus posibilidades, vacileta como ninguno, y luego esos planos en los ojos de sus tres rivales, con idéntico sentir fanfarrón, mascando algo, moviendo levemente los dedos en tensión cerca del revólver. A la izquierda de la calle, una escena casi bucólica... un chico intenta coger unos frutos de un árbol: Clint cambia el geto, saca la pistola y tiro a tiro va bajando del árbol una, dos, tres y las manzanas -o lo que fueren- que hagan falta para demostrar su puntería. Siguientes planos: primerísimos primeros planos de los ojos de los tres rivales que le cortan el paso a Clint: ahora hay dudas, se miran de reojo, y en el siguiente plano abierto echan marcha atrás y se esconden en las esquinas a toda prisa. Irresistible.

Pero es que también vi "El Golpe". La peli en sí es brutal, pero me centraré en una escena: el tren donde se juegan partidas de póquer de alto nivel económico, con el gángster Lonegan (Robert Shaw) en liza y nuestro amigo Paul Newman plantándole cara haciéndose el borracho maleducado. Le llama Lonigan, Lineman y lo que haga falta hasta cabrear al malote mientras, de paso, le saca los cuartos haciendo trampas: "¡Mi nombre es Lonegan!", le dice el enfadadísimo gangster, "recuérdelo bien si no quiere que juguemos a otra clase de juegos". Catacrac.

Por favor, por favor. ¡Me encanta!

2 comentarios:

Mary dijo...

Y si encima eres guapo y lo sabes y tienes ese toque de sinvergüenza encantador...uf, triunfas.

Rafa dijo...

Ese es Newman, ¡magnífico!