26 febrero 2011

Comando paquete

Una de calzoncillos, o la ausencia de ellos. Yo soy un clásico de slip, y como clásico, el boxer amarrado, que pese a todo alguno tengo, me agobia por momentos. Es decir, me gusta ir ajustado, pero sin ahogos. Lo que no sé ni cómo funciona es el tema boxer lolaylo, es decir, el tipo bañador.
¿Y qué?, os preguntaréis. Pues nada, que el otro día por Valencia, le di una mochila con ropa a la Pepa, que iba en coche a su pueblo. Yo acudiría al día siguiente, pero en bici. En aquella mochila había ropa para un día, una muda que se dice, excepto calzoncillos. El mundo se me cayó encima cuando al rebuscar en la mochila no encontré aquella prenda. Pensé que aguantaría todo el día en plan comando paquete, y me dije que un día es un día y que a verlas venir.
Después de comer me crecí y le propuse a mi sobrino de 13 años pasar la tarde juntos. La idea era ir al cine, o ir a dar una vuelta, o cualquier cosa. Al final, montados en el coche, me dijo que le llevara a sitios guays, y entonces se me ocurrió ir hacia Ontinyent por carreteras que suelo frecuentar en bici por ser bonitas y sin tráfico. Lo llevé luego a la ermita de Sant Esteve, y más tarde al camino de Ingenieros más allá del cementerio. El chaval estaba encantado. "Tío, la próxima vez que vengas nos venimos por estos caminos a correr", me dijo entusiasmado.
Yo estaba feliz porque a él le gustaba todo lo que le enseñaba, pero al mismo tiempo andaba ofuscado porque la lagartija no paraba de ir de lado a lado a cada paso sin la sujeción habitual del slip. Anduvimos trecho por aquí y por allá y al final, desesperado y previendo que me cerraban las tiendas, le envié un mensaje a la Pepa para que, con urgencia, me comprara los primeros calzoncillos que viera. El menda del sobrino se percató de que algo pasaba, y yo se lo conté y con ello nos reímos bastante. Al llegar al pueblo de la Pepa, no había calzoncillos donde los esperaba, y ya con ella y esta vez una sobrina, nos fuimos en busca del slip.

"¿No te atreverás a ponértelo en la misma tienda?", me dijo la Pepa. "Recuerda que esto es un pueblo", añadió. "¿Que no?", contesté, "¡esto es una urgencia!". Allí que nos presentamos ante una joven empleada con sus veintipico años. "Un calzoncillo" , dije. "Slip", puntualicé. Entonces el gesto de la chica fue de "tengo un amplio catálogo que..." y la corté: "Perdona, el primero que tengas, me da igual, me gustará, me lo llevo puesto si no te importa, es una urgencia". Aquella dudó, la Pepa reía y la sobrina ponía toda su atención en la escena. "Pues...", empezó a entender la dependienta, "aquí tengo un baño, pero no te asustes con lo que veas". Lo que vi fue un baño normal y un chico desesperado por amarrar unos cataplines y una minga que habían tenido más horas de libertad que en 32 años de existencia. Comando paquete llegaba a su fin.

3 comentarios:

Mary dijo...

JUAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSJUAJAUAUAAUAUS, qué bueno, lo mejor la confesión al sobrino y la cara de la dependienta....jajajaja. A mí el otro día en clase me saltó el tirante del sujetador. Estaba de cara a los alumnos cuando...plak! aquél salió disparado por el escote mientras yo, sin dejar de explicar, trataba de volverlo a meter por dentro del jersey mientras notaba como la cazuela izquierda se me caía por momentos. Menos mal que eran adultos y -si lo vieron asomar- nadie dijo nada.

Rafa dijo...

¿sabrina?

El Tito de Sg. dijo...

jajajaja. Tus sobrinos ya tienen guasa para contar por todo el pueblo. La próxima vez que aparezcas por allí te señalarán diciendo que "ese es el que iba con las bolas colgando sin ajustar". Hombre, si hubiera sido verano, pero con el frío....
Lo que no comprendo, tengo que volver a leerlo, es dónde perdiste los calzoncillos, o es que saliste de casa en tal estado.
Jajajajajaja.