22 enero 2011

Frío relativo

Cada vez que salgo de mi mundo acabo por relativizarlo todo, tal vez demasiado. Hoy estoy de vuelta después de visitar Roma y he ido a un campo de fútbol de Andorra a pasarme cerca de dos horas (miento, porque he llegado veinte minutos tarde) a más de 3º bajo cero y con un viento helado de congelador industrial. En realidad, con aquello de la relatividad o relativización (¿?) me lo he pasado pipa, porque del frío que teníamos los periodistas de turno hemos soltado unas cuantas barbaridades. A falta de carajillos que calienten, buenas eran unas risas. Es todo muy relativo.

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