26 enero 2009

Ocurre porque ocurre



Me da bastante rabia que siempre que pasa alguna desgracia, aparentemente ajena a la responsabilidad humana, se busquen culpables y cargar las tintas contra alguien. Aquello del ojo por ojo israelí (¡cerdos!) es internacional, cada uno a su manera.



Han muerto cuatro niños en Sant Boi, en Barcelona, cuando intentaban resguardarse del viento que hacía en el campo de entrenamiento, y lo hicieron en una instalación que al final fue su tumba. Primero, la reacción del monitor que los lleva allí es lo que hubiera hecho todo el mundo, segundo si el edificio se cae es porque se cae del vientaco que hacía, como cayeron árboles, mamparas, macetas, vallas publicitarias y camiones que volcaron. Y si en 25 años que llevaba ese pabellón levantado se ha dicho y redicho que cumplía todas las reglamentaciones, no entiendo el intento de buscar un culpable, un criminal que no hizo bien su trabajo. Incluso algunos acusan a los padres: ¿Por qué los dejaron ir a entrenar en un día así?



Hay un maremoto o tsunami y se buscan cabezas que no lo previnieron; hay un temporal en la península y luego sale el ministro del Interior diciendo que las previsiones decían que iban a ser vientos de 150 km/h y al final han sido de 200; muere un ciclista en la carretera y se dice que es que ¿cómo se le ocurre?; un barco tiene una vía de agua en altamar y se pone el grito en el cielo. Es que, claro, si se arriesgan.

Pues nada, mejor nos quedamos en casa, y si se nos cae la plancha al pie, nos abrasa y nos rompe un metacarpiano, pues lo primero que tendremos que hacer es llamar a la empresa fabricante y preguntarle por qué su plancha, oiga, quema y pesa tanto.



Las personas no somos infalibles, y muchas veces no dependemos de nosotros mismos. Algunas veces me he visto encima de la bici sufriendo por los vaivenes que me provocaba el viento, otras me he tenido que parapetar detrás de un vehículo aparcado para intentar que no se me llevara el viento, otras me ha pillado un tormentón que no me permitía ver ni a tres metros por delante, y algunas el tremendo calor me las ha hecho pasar canutas, incluso en plena competición en el mar tuve la sensación de ahogarme, lo más desagradable del mundo. En ninguna me ha pasado nada más que la incertidumbre y el miedo del momento, pero está claro que si llega a pasar algo grave, desde mi tumba oiría a más de un cantamañanas decir que es que, claro, ¿cómo se le ocurre?

Ocurre porque ocurre.

El pasado fin de semana un triatleta del equipo Komando de Valencia murió en una salida en bici. No pensaré que fue un inconsciente, sino que la suerte, esta vez, no estuvo de su lado. Y que descanse en paz:

Según las investigaciones de la Guardia Civil, los dos ciclistas (Francisco Ortega y su entrenador) se rozaron por causas que no han trascendido cuando circulaban por la N-234, en el término de Torres Torres. Esto hizo que el entrenador de la víctima cayera en medio de la calzada. Francisco Ortega giró el manillar para no chocar contra su preparador e invadió el carril contrario, justo en el preciso instante que se cruzaba con un Seat Toledo. El impacto contra el coche fue brutal.

El entrenador, de 39 años, sufrió una contusión lumbar como consecuencia de la caída, y luego padeció un ataque de ansiedad cuando los sanitarios le informaron del trágico desenlace. La ambulancia del SAMU trasladó al herido al hospital de Sagunt.

Respecto a las causas que motivaron el roce de los dos ciclistas, un testigo afirmó que pudo deberse a que uno de los triatletas perdió el control de su bicicleta cuando se inclinó para coger la botella de agua. También se barajaba la posibilidad de que un golpe de aire hubiera desequilibrado a los deportistas.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

vivimos en una sociedad en la que TODO ha de estar previsto por PAPA ESTADO.Nos hemos acostumbrado de tal manera a que PAPA TENGA TANTAS OBLIGACIONES,que ´´´´el es el culpable de que llueva, de que nieve, de que haga calor, de que haga frío, de que tengamos que ir a trabajar, de que estemos sin trabajar, de que, de que ...
Qué nos pasa? pues que nos hemos aniñado, nos hemos sumergido en la infancia. No hemos aprendido a ser adultos socialmente.
Nos comportamos como si fuesemos inutiles y totalmente dependientes. Ya no sabemos funcionnar, pensar ni actuar por nuestra cuenta.
Resultado PAPA tiene la culpa de todo lo que me pasa.

Rafa dijo...

ESTOY DE ACUERDO EN TODO, MAAAAAAAMA

Iago Andreu dijo...

Doncs jo, llegint, he pensat en un poema que va escriure Voltaire després del terratrèmol que va devastar Lisboa el 1756. L'he trobat per internet en francès i en castellà, però no en català.

Per si algú té paciència i ganes:

En francès:
http://egb.ifrance.com/textes/lisbonne.htm

En la "lengua común":
http://www.geocities.com/coepdeolho/poemalisboa1755.htm

Anónimo dijo...

La Maaaama da en el clavo. Se nota que es Sesma, Jejeje.

Mary dijo...

"¿desiquilibrado?"

Rafa dijo...

corregido, ¡¡¡FILÓLOGA!!!

Rafa dijo...

todo sea dicho, la última parte es la noticia copiada y pegada de Las Provincias digital. Para que veas el desIquilibrio.

Iago Andreu dijo...

Ahir vaig recordar una frase italiana molt coneguda que és perfectament aplicable a aquest post: "Piove? Porco governo!"