24 marzo 2008

Calçotada: Bon profit!

Hace una semana fue el dia de la Constitución andorrana. 18 años cumplía la pobre, tan cortita, tan leve, tan jovencita... Los periodistas que trabajamos en Andorra tuvimos día libre, que es para el caso que nos trata lo más importante. Y como no sabemos huir del disfrute, viajamos a un restaurante a mitad camino entre Montblanc y Valls, en la provincia de Tarragona. Un tute para el coche y para nuestros estómagos.

Acudimos a la cita con el anfitrión Iago Andreu, con familia en Montblanc que regenta una de las panaderías más maravillosas en las que he entrado nunca -recuerdo otra de tal palo en Ponts, en la misma carretera, increíble...-, su novia Gemma, Marcel Tuyet, Babet Espona, Pepa Gallego y el tete. Un día festivo en el que hicimos el cochino jabalín lo que quisimos comiendo y hartándonos de calçots. Incontables. Aquí una foto de baberos. Si es que al final volvemos a nuestras esencias. De izquierda a derecha, Iago, Gemma, Babet, Marcel y Manolito Gafotas.
Y, los ajenos al calçot, se preguntarán (o no) qué es un calçot y, por ende, una calçotada. El condimento ahora lo explico, pero el ambiente es el que en Valencia conocemos como una torrà de xulles. Ché.

Los calçots son una especie de cebolleta tierna con cierto parecido con los puerros, que no ha desarrollado la vulva . Se trata de una hortaliza que despierta pasiones en toda Cataluña. Su elaboración y consumo no tiene ningún secreto, se necesitan: los calçots, una parrilla con brasa de leña para asarlos, salsa romesco y un buen apetito para intentar batir el récord de ingestión de la última calçotada.
Los calçots se compran en manojos de cincuenta unidades, lo que da una idea de la facilidad con la que se pueden zampar. Se prepara un fuego de leña, si es de sarmientos mejor, y se colocan los calçots sobre esta parrilla. Si la parrilla es de vuelta y vuelta mejor. Sabremos que los calçots están en su punto cuando por la capa exterior ya chamuscada comience a echar una espuma blanca. Los retiramos del fuego y los envolvemos en papel de periódico para que conserven el calor. Previamente habremos preparado la salsa romesco que utilizaremos para untarla con los calçots.





Los calçots hay que pelarlos quitándoles las capas exteriores quemadas para que nos quede la parte interior blanca con los extremos verdes del tallo. Un meneo en la salsa y a la boca. Es recomendable usar algo que nos proteja del goteo de la salsa, por ejemplo un babero. Se comen, pues, como Diana la de V se comía las ratas. Qué grande. Ahora que lo pienso, ¿por qué no reponen la serie? ¡Viva la resistencia!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

els calçot se conservan con papel de periodico... Un dia habra que ver los usos que se le da a la prensa escrita; otro valor añadido, en contra de aquello que la critican por su consumo de papel.

Anónimo dijo...

Me encanta leer un periodico, ese tacto al pasar las paginas cuando eres el priemr lector que le da esa novedad, hace más agradable aun la lectura de la prensa.

Riki dijo...

y yo que pensaba que se ponian en una teja para que conserven el calor...jejeje

Anónimo dijo...

se sirven en teja.
rafa