13 octubre 2011

La emoción de sentir a Jesse Owens



Nos situamos en el Estadio Olímpico de Berlín, escenario de los Juegos de 1936 organizados por una (consentida) Alemania nazi que pretendía dar a conocer al mundo entero el poder de la raza aria. Sin embargo, a Hitler se le subió un negro al pseudobigote. El norteamericano Jesse Owens, nieto de esclavos, ganó cuatro medallas de oro: 100m, 200m, salto de longitud y el relevo del 4x100, donde él y otro compañero negro entraron en el equipo para sustituir a dos yankis judíos, con la intención diplomática de EEUU de no ofender al Führer.

Por allá voló, dándolo todo, aquel veloz hombre que puso los 10,3s en los 100 en el marcador del Olimpiastadium berlinés. Hasta 1984, en los Juegos de Los Ángeles, cuando apareció aquella bestia llamada Carl Lewis (hagamos una reverencia ante el hijo del viento), nadie consiguió sumar cuatro oros olímpicos en una misma cita. En el mismo estadio de Berlín, en el Mundial de 2009, Usain Bolt pulverizó el récord del mundo de los 100m con un 9,58s que pone los pelos de punta.

Añado a este speech improvisado algunos videos que he encontrado. Sobre todo destacar la carrera de los 100m, y las imágenes de Owens en su retorno al estadio que le dio la fama mundial. También la imagen en la que él y Lutz Long, su rival alemán en el salto de longitud, al que derrotó, están hablando amistosamente: Long no solo felicitó a Owens tras imponerse, sino que además durante la competición aconsejó al americano cómo saltar para poder ganar. Ese hecho no fue bien visto en la Alemania del momento, pese a su absoluta limpieza. Long murió en 1943 en Sicilia, después de caer herido tras la invasión aliada de la isla, en plena guerra.

Hitler, por supuesto, no felicitó al campeón Owens por ninguna de sus cuatro medallas. Como detalle, explicar que Siegfried Eifrig, el último deportista en portar la antorcha al pebetero alemán, y que luego luchó por Alemania en la II Guerra Mundial en el Norte de África (acabó en un campo de prisioneros), dijo: "Los norteamericanos deberían avergonzarse de sí mismos, dejando que los negros ganen sus medallas por ellos". De la expedición deportiva estadounidense en Berlín'36, diez atletas eran negros, los cuales ganaron siete medallas de oro, tres de plata y tres de bronce.

Owens, que murió en 1980 por un cáncer de pulmón (fumaba un paquete diario, el menda), acabó teniendo una calle en Berlín con su nombre (Jesse Owens Strasse). Simplemente, para mí estar donde un hombre desmontó la supuesta grandeza de Hitler, fue un placer. Porque además no necesitó ninguna bala, ningún gas, ningún arma, excepto sus piernas. El deporte, compañeros.


100m - Berlin 1936 - Jesse Owens by aspttbdx



Todos los oros olímpicos del 36, justo a la entrada del estadio.



Long y Owens, juntos.

El japonés Naoto Tajima (bronce), Owens i Long, brazo en alto.