15 noviembre 2010

Escenas berlanguianas

Luis y yo, muchas veces yendo en bici, hablando de todo un poco analizábamos nuestro mundo, y otras muchas veces lo uno llevaba a lo otro, y lo otro era Berlanga. Berlanga estaba en la señora Amparo de la tienda de comestibles de Náquera, en su hijo que ahora atiende el negocio, en el calendario del santísimo que tenía detrás del mostrador, en el policía local de Segorbe, en el mercadillo de Olocau, en la señora con el carro y la combinación por debajo de la falda más allá de las rodillas y las zapatillas de andar por casa y los rulos en la cabeza, en el grupo de hombres sentados en un banco con palillos en la boca, algunos con boina y todos con pantalones de pinzas, alpargatas, camisa y los tres últimos botones desabrochados, algunos mostrando el pechamen, otros una buena cadena de oro, con cristo o cruz incluida, o la foto de los niños en miniatura, de la parienta, de la santísima Inmaculada Concepción, y con el puro, el tabaco negro y el dinero para las putas en el bolsillo. Y la patrulla de la Guardia Civil. Lautoridá.

Eso era Berlanga. Y o nos reímos de eso, o no somos nadie. Por eso, señor Berlanga, mil gracias.

Hasta la vista, jefe.

(Vengan esos ánimos a la Real Academia de la Lengua Española para aceptar berlanguiano)

6 comentarios:

Rafa dijo...

Añado una recopilación de frases de sus películas y una primera definición de berlanguiano, según Juanjo Puigcorbé:

Berlanguiano: «Dícese de la situación coral aparentemente caótica o esperpéntica donde los caracteres muestran o ponen en evidencia su monstruosidad sin categoría moral, pero de una forma vitalista». Así definió este término el actor Juanjo Puigcorbé en Las Provincias, diario donde Berlanga escribió en su juventud, para incluirlo en el diccionario de la Real Academia de la Lengua.

En "La escopeta nacional", dirigida por Berlanga en 1977 con guión de Rafael Azcona y Luis García Berlanga:
- "¡Baja de ahí y besa los pies a esta Santa! ¡Que lo que yo he unido en la Tierra, no lo separa ni Dios en el Cielo!" (lo dice el personaje del cura, interpretado por Agustín González).

- "Que vengan todos... que venga el servicio que estas cosas les gustan mucho... que vengan todos que tengo que perdonarlos..." (El Señor Marqués, tumbado en la cama rodeado de sus invitados rezando, mientras hace como que está agonizando).

- "Y ni fueron felices, ni comieron perdices porque allí donde haya ministros un final feliz es imposible".

Rafa dijo...

Y aquí van algunas de las mejores declaraciones del cineasta:

-“Yo nunca sé lo que dicen mis películas ni lo que quiero. Yo digo ‘vamos a hacer una película de pobres y ricos’ pero no tengo en ese momento ningún concepto demagógico. Para mí siempre las soluciones políticas del mundo son soluciones estéticas. La lucha de clases, en principio, la veo como un problema estético”. (1962)

-“Pepe Isbert era un verdadero monstruo como actor. Tenía una forma única de estar, de hablar, de mirar, de moverse. Nunca le tuve que explicar un personaje, lo cual era una gran ventaja para mí porque yo nunca sé que decir a los actores de sus personajes. Se aprendía el papel enseguida y se amoldaba muy bien a mis improvisaciones”.

-“A María Jesús, mi mujer, la conocí en la madrileña calle de Serrano. Bueno, ya antes me había llamado la atención durante un partido de rugby en la Ciudad Universitaria a donde iba con mi amigo Pepe los domingos por la mañana a ver si ligábamos. María Jesús iba con una amiga que llamó la atención de Pepe y a mí me gustó ella. Unos días después me la encontré en la calle de Serrano y empezamos a hablar. Así comenzó todo. Ella me dio carrete y lo demás resultó bastante sencillo”. (1977)

-“Yo no me desvirgué hasta el año 39, en Barcelona, durante un viaje que hice siguiendo al Valencia a un partido de fútbol. La verdad es que no se pudo calificar de magnífica. Yo estaba borracho perdido, tirado en la calle, y una mujer me recogió y me llevó a un ‘meublé’ y, cuando me despejé un poco, hicimos el amor. Recuerdo que me daban unos calambres espantosos, una cosa horrible. Cuando por la mañana me desperté y fui a pagarle, me di cuenta que mi billetera había desaparecido y me cabreé tanto que empecé a gritarle. Después, cuando me reuní con mis amigos, me dijeron que me habían visto tan borracho que se habían guardado mi cartera por si me la robaban”. (1982)

-“Al llegar a mi cuarta película comprobé que en las dos anteriores, por azar, había metido la palabra ‘austrohúngaro’, que ya de por sí es muy rara, y había salido de una manera lúcida en esas películas. Entonces me dije: “Voy a adoptar esta palabra tan divertida que ya ha salido dos veces”, y la adopté como fetiche, como palabra talismán”. (1990)

-"El cine es preferentemente ocio. Somos trabajadores del espectáculo. Habría que convencer a nuestros colegas para que dejemos de pertenecer al Ministerio de Cultura y pasemos al de Industria. Que dejemos de vivir de las subvenciones, que son aberrantes y humillantes. Que nos estudien como industria y se haga una reconversión como la de Hunosa, como si fuéramos una fábrica de calzado". (1992)

-"El sonido directo es lo más ‘antiberlanga’ que se ha inventado. Parece que lo inventaron para fastidiarme. Si tienes que mover el decorado de sitio para hacer esos planos-secuencia tan complicados míos y luego colocar todo en su lugar, se hace ruido y eso con sonido directo se oye todo. Hay gente que dice que mis películas hay que verlas dos o tres veces porque hay escenas simultáneas que se puedan perder en una primera visión, puesto que el espectador no es capaz de estar atento a tres cosas a la vez”. (1994)

-“El hecho de que casi todas mis películas sean corales creo que es sobre todo una costumbre, por lo que habría que concluir que es sobre todo una ‘autoimposición’, pero sin ninguna razón estilística o mensajística. Yo creo que se trata de una limitación, es como cuando no se sabe bailar, que se dice que hay mejores maneras de seducir a las mujeres. Pues igual yo no sé dirigir, lo que hago es poner dos mil personas delante de la cámara para que no se me note que no sé dirigir. Digo yo que debe ser por alguna razón similar. Quizá también porque soy pirotécnico, valenciano y eso ayuda”. (1994)

-“Yo pensaba que lo más jodido de mi vida había sido la censura de Franco. ¡Pues no! Lo más jodido es la pérdida de la memoria”. (2000)

Luis dijo...

Muy buenas esas frases.

Mary dijo...

A mí no me atrae nada el cine "berlanguiano" porque no me gusta lo que representa: el españolito machito, la maruja... todo muy fallero, todos apelotonados y dando voces, como una mascletà. Eso sí, objetivamente hay que reconocerle que en su estilo lo hacía bien. Dos días antes de morir lo vi en un anuncio y me pregunté qué sería de él, que ya tendría muchos años. Ya ves.

Rafa dijo...

Pues María, en España somos berlanguianos todos, y en Valencia ni te cuento. La reunión de domingo entre la paella, todos hablando, todo a lo grande, las fallas, el 'nosalres més' y todo eso, la picaeta, la xarraeta, la marujeta, el qué dirán... Somos berlanguianos, nos guste o no. Yo intento reírme de ello.

El Tito de S. dijo...

Asumo en su totalidad lo que dice Rafa. No solo los valencianos sino todos los españoles, incluidos los que dicen que no lo son, tenemos ramalazos berlanguianos. La sociedad española de antes y de ahora. La mejor imagen es la de la paella un domingo con los segovianos (que es lo que conozco)en Ontinyen.
Yo veo las películas de Berlanga las veces que puedo y me sigo riendo aunque me la sepa de memoria. :o)