08 julio 2010

Un salto, un vuelo, un sueño


La pelota vuela sobre el césped del estadio. Esa especie de balón de playa con nombre de tribu zigzaguea mientras hace un doble movimiento de rotación y traslación con una parábola de fuera hacia dentro. Los defensas esperan a que llegue mientras controlan a sus rivales. De repente, desde el semicírculo del área aparece un toro desbocado, corre y corre, salta más allá de los cielos; en el córner, Xavi mira y analiza su centro mientras lo ve llegar; en la banda, el banquillo se levanta porque intuye lo que viene; bajo los palos, el portero Neuer empieza a rezar porque aquel parece Rambo; en el punto de penalty, el defensa Khedira se aferra a Piqué, el más alto de los bajitos españoles; es el momento en el que la 'torre' roja va a rematar, pero el toro que vino desde el semicírculo, que llegó desde la Pobla de Segur y que tiene más sangre que nadie, está en el aire para darle la vuelta a la historia. Deja sin remate a Piqué, deja sin respuesta a la defensa alemana, y deja sin aliento a la afición. Mientras ese toro cae al suelo, la pelota ya ha entrado, Neuer se ha estirado pero no ha llegado, el banquillo ha estallado, la grada se ha vuelto loca, y mi garganta pide con urgencia una tregua después de 73 minutos de infarto.



Entonces, estamos en la final de un Mundial, y el niño que fui y que vio aquella nariz rota de Luis Enrique, hace 16 años, sonríe incrédulo. Necesito verlo otra vez. Son las 3.30 de la madrugada, y aún sigo volando junto a Puyol por aquel área rodeada de fornidos alemanes y unos locos bajitos que juegan al fútbol como nunca nadie hubiera soñado, aunque lo hagamos.

2 comentarios:

Mary dijo...

Ayer sí que lo merecieron y lo consiguieron. Sin ser espectacular -como me pareció el Alemania vs Inglaterra- fue un partido brillante, buen fútbol en estado puro. Sí señor.

patxi dijo...

estoy sin garganta y sin aliento...esto es medio sueño hecho realidad; falta el otro medio, ganar la final