12 julio 2010

Desde aquel Perico de 1988

Perico, con el maillot amarillo del Tour, en 1988, recibe el beso de Juan Martínez Oliver.

Cada uno es cada cual. Mi entrada en la vorágine deportiva fue un mes de julio de 1988, cuando un tal Pedro Delgado Robledo, nacido en Segovia, ganó el Tour. Yo era un crío de apenas 9 años, casi 10, que también había nacido en Segovia, como mi madre, mis tíos, mis primos y mis abuelos. Segovia era importante en mi cabeza de niño, y gracias a ese ciclista valiente al que todo el mundo llamaba Perico, el "Loco de los Pirineos", yo soy lo que soy hoy en día. Así de exagerado y así de cierto.

Perico, camino de su primer Tour, en los Alpes.

Aquel verano Delgado recibió su homenaje en Segovia y yo estuve allí. Recuerdo que un Mercedes imponente, de color beige, aparcó justo detrás de donde nos encontrábamos toda la familia esperando al héroe segoviano. De aquel vehículo salió un "águila de Toledo", un tal Bahamontes que yo poco conocía, y mi padre me dijo, "ese es el mejor escalador de todos los tiempos". Mientras esperaba a ver en directo al presente del ciclismo, el pasado lo tenía a un paso.


Desde entonces, el deporte me ha dado muchas alegrías. Las personales de haber subido el Tourmalet, el Aubisque, el Col d'Aspin, de hacer varias Quebrantahuesos, triatlones, duatlones, partidos de fútbol, de baloncesto, todo siempre a mi nivel básico y entre amigos, pero simplemente maravilloso. Todo por aquel renacuajo segoviano que un día vi atacar como nadie en los puertos del Tour, con fuerza, con garra, con un carisma que aún no se ha vuelto a ver.

Indurain, con uno de sus cinco Tours.

Desde aquel 1988, una jovencísima Arantxa Sánchez Vicario ganó Roland Garros a la imponente Steffi Graf, mientras el monstruo Miguel Indurain imponía su ley con cinco Tours y dos Giros de Italia, Sergi Bruguera ganaba otro Roland Garros y hasta Conchita Martínez levantó la ensaladera en Wimbledon. Mucho antes, el Barça se llevó su primera Copa de Europa -ya lleva tres- con el maravilloso gol de Koeman a la Sampdoria, mientras se disputaban los Juegos Olímpicos de Barcelona donde Fermín Cacho me puso los pelos como escarpias en la final de 1.500 metros. Luego vinieron bestias motoriles como Àlex Crivillé y sus duelos eternos com Mike Doohan, para dar paso a los Fernando Alonso y Rafa Nadal -estos dos últimos no son santo de mi devoción, todo sea dicho-, todos deportistas de primer nivel como la selección de baloncesto que se convirtió en campeona del Mundo en Japón. A todo esto, Óscar Pereiro, Carlos Sastre y Alberto Contador sumaban otros tantos Tours como si fuera normal, Óscar Freire se doctoraba en clásicas y en tres Mundiales, mientras en el camino aparecieron varios oros olímpicos de prestigio, como el del ciclista Samuel Sánchez en Pekín hace dos años, cuando poco antes la otra selección, la de fútbol, ganaba la Eurocopa con una generación heredera de la que ganó el oro en Barcelona. Hoy es el Mundial de fútbol, la Copa del Mundo que hasta ahora parecía cosa de otro planeta, cosa de privilegiados argentinos, brasileños, italianos, alemanes, franceses y poco más. Y entonces, ayer, mientras veía una y otra entrevista a los jugadores de la selección desde Sudáfrica, me venía a la cabeza una idea: ya lo he visto todo.


Arantxa, con su primer Roland Garros.


Fermín Cacho, en la final de 1.500 de Barcelona'92.

A partir de ahora el deporte ya es solo deporte, ya no es ilusión. Ésta acabó con la Copa del Mundo. Da igual que el Barça gane otra Champions League, que Contador gane un tercer Tour o que en un futuro alguien supere las gestas de Nadal. Ya da igual. Toda esa ilusión que he tenido durante los últimos 22 años, desde aquel Perico ganador del Tour, ya no se repetirá. Porque ya no queda nada por ganar. Aquel 1988... ¿qué hiciste, Perico?

La Copa del Mundo al cielo.

9 comentarios:

Chimo dijo...

Ara comença el millor, el deport en si sense competicio, jo hem remonte un poc mes lluny anra a vorer a Belda en pancarta i tot. I Ferrero, pero no el teniste, un altre d'altre segle, i primer deportista d'elit d'Ontinyent, ciclista ell.

José Vte. dijo...

Yo también lo he visto todo ya, y además también desde Perico, aunque no tan cerca del acueducto... bueno, todo no, que nos falta una Americans Cap, je je...

Rafa dijo...

¿perdón? jajajajajaja

carmen dijo...

Te falta recordar alguna gesta en balonmano y fútbol sala, por ejemplo, además de tantos triunfos olímpicos de otros deportistas individuales o de equipo en tantos deportes

Mary dijo...

Lo que falta ahora es que se fomenten los deportes minoritarios y que vayamos a por ellos. ¿Alguien conocía la natación sincronizada hasta que apareció Gemma Mengual? Pues eso, ahora a conquistar la natación, los saltos o el sumo si hace falta. ¡Y a fundir a los jamaicanos!

Rafa dijo...

¡carmele! Jajajajaja. Es un texto de sensaciones, no informativo en el que tenga que recordar uno a uno tooooooooodos los deportes con éxito. Jajajaja, qué presión!!

carmen dijo...

Sí ya sé de qué va el texto, que llegas a la conclusión de que después de esto taaan grande, ya "da igual" todo lo demás. Pero puestos a recordar, te faltaban algunas cosas :)

petry dijo...

Lo que falta de verdad es que todo esto sea DEPORTE de verdad y no solo sensaciones, espectáculo y dinero.

Rafa dijo...

es todo un totum revolutum, madre.