08 octubre 2012

IV Campeonato de España de periodistas


Lo que tenían que ser unos primeros kilómetros de salida neutralizada, fue un fulgurante arranque a 40 por hora. Lo que se pactó una tregua inicial, se tornó batalla descomunal antes de tiempo. Y así, hasta el final, entre el cierzo y la estepa oscense.

Cierto es que me esperaba una guerra en campo abierto, pero no una de guerrillas, aquellas en las que no se plantan los ejércitos sobre el mapa y empiezan los mandobles, sino la de la escaramuza y el tiro certero, en plan maqui y sálvese quien pueda.

El primer trabucazo nadie sabe de quién fue, pero en aquella carretera estrecha donde, con el pacto en la mano, se debió pasar en comandita, nos lanzamos a 50 por hora siguiendo la rueda ¿de quién? El caso es que el petardo en el culo lo llevamos hasta el final, algunos aguantando los disparos, otros esquivando las bombas de racimo, y los más, dejando pasar las balas yéndose, maduros y calentitos, a la retaguardia.


El caso es que, en el primer paso urbano (Pompenillo), con arenilla, curva y badén todo en uno, añadiendo al pastel el corazón en la boca y las piernas como palos del susto, allá andábamos todos, o los que quedábamos de los 32 ciclistas plumillas tras la primera andanada, en fila india y maldiciendo la hora en que nos liamos en el brete.

Que se abriera la carretera a doble carril no hizo sino aumentar el problema, porque ya se sabe, que en guerra, tal vez guerra de guerrillas, el campo abierto es mal augurio, y allá los cambios empezaron a crujir, machaconamente, a cada ataque fuera por el flanco que fuera, que eran todos.

Andaban listos los que esperaban tregua. Ni media se les permitió a sus pulmones en aquel devenir de disparos, todos al aire, dicho sea de paso, hasta que Chema Arguedas (Ciclismo a Fondo) tuvo la venia de la tropa para tomar carretera y manta, y ahí os las den todas.


Fue el primer momento en que me vi en la punta de la lanza, y me dije, Rafa, que eres nuevo y estos saben lo que hacen: todos a rueda, con el novato en la punta del pelotón de unas 20 unidades sin saber si subir piñones o apartarse. No hizo falta, sin embargo, actuar de uno u otro modo, porque de nuevo disparos por doquier abrieron la veda, mientras Arguedas seguía su camino ajeno a la guerrilla.

Hubo más ataques, me atrevería a decir que más de diez antes de llegar al primer giro en Grañén, y en ese trecho fue cuando la veintena fue menguando. Recuerdo especialmente uno cuesta abajo, justo después de coronar un repecho, con los dientes chirriando, la cabeza doblada y los pedales desorbitados intentando, por lo que más quieras, que la rueda de delante no se te vaya. Sin embargo, fue iniciado el giro a derechas cuando, con el viento ahora en contra a toda vela, a la par que se daba alcance al fugado Arguedas, era su compañero de equipo José Vicente Gisbert, con aquel clásico ataque disimulado sin cambio de ritmo, sino cojo unos metros, me agazapo y adiós muy buenas, majetes, que se fue a por la victoria.


Se andaría, en ese punto, por el kilómetro trenta y poco. Hubo intentos de orden, y solo fue establecida la normalidad en aquel devenir de intereses propios cuando José Luis Rodrigo (Radio Huesca) echó la casta por la ventana y sentenció su camino enfilando el grupo, con Bernat López (Universidad de Tarragona) a su rueda exigiendo cuartel al resto, disciplina y uno detrás de otro en relevo firme. Pero nada. Allí, o había flaqueza, o mentalidad de zorro del desierto.

En aquel ir y venir de misiles, llegaba un punto clave que tenía yo marcado del día anterior en el reconocimiento: un doble repecho de esos que parecen insulsos, pero que empieza con una subida ligera aunque larga si vas confiado, se acaba en un falso llano de pocos metros, y se retoma después en subida que se atraganta, si has ido de picos pardos y no has regulado de inicio. Fue en ese momento en el que, entre el caos, me planté delante dando una cara que me podían haber partido, pero no tenía otra que mantener la posición si quería estar atento a la guadaña, dispuesta a cortar el grupo en ese punto.

Y así, en la primera rampa de ese doble repecho hubo ataque furtivo, y cuando nos lanzamos por enésima vez a la batalla, me giré cuando más sufría y pensaba que cedía, y vi que, detrás de mí, se abría un espacio de 2 metros, de 5 metros, de... “¡hemos abierto hueco!”, grité con un chute de adrenalina que casi me ciega, y entonces Lorenzo Ciprés (AIJC) añadió a pulmón “¡vamos, vamos, vamos, que se han cortado!”, y alguna corneta sonó a lo lejos que allí se arrancó para soltar lastre, habiendo como había, en la parte rezagada, figuras como la de David García (Team Movistar Press), campeón en 2010 y subcampeón en 2011.


Empezó otra guerra que era doble, porque en vanguardia andaba Gisbert mirando al frente y seguro de sí mismo, mientras en la retaguardia venía el peligro amenazando al fondo. Había que ir a por uno, y huir de los otros. El grupo de siete en el que me metí para milagro mío era un caos provocado por varios factores: por una parte, Sergio Palomar (Ciclismo a Fondo), como llevaba a su compañero Gisbert en cabeza, dijo aquello de Poncio Pilatos sobre sus manos; pot otra, Bernat López andaba derrochador y potencia a raudales, y mucho más de esto ofrecía el campeón de la edición anterior, Joaquín Calderón (Revista Atenea), que sabía también jugar las cartas con aquello de guardar la ropa; asimismo, José María Albalad (Universidad San Jorge) le imitaba, mientras que Ciprés y Adrián García (Eurosport) eran todo voluntad y garra. Entre aquellos toros, andaba sorprendido Rafa Mora -el que suscribe-, buscando el documento donde firmar aquella octava posición que ya soñaba, e intentando que su falta de fuerza a estas alturas de carrera, se notara lo menos posible.

Mis relevos eran nefastos. Aquello era para mí una salida de trinchera para buscar ganar la de delante, y entre medias perdía tantas fuerzas que, cuando llegaba al objetivo, necesitaba luego agazaparme y recuperar. No conseguíamos organizarnos, porque lo que para algunos era un relevo, para mí y algún otro era un ataque, y entonces la capacidad de reacción y continuidad en el trabajo relevista fue una utopía. A Gisbert se le veía al fondo de la recta, pero los kilómetros pasaban y parecía cada vez más claro el final.


Llegamos entre nuestro caos a falta de kilómetro y medio para la meta, dos a lo sumo, cuando la carretera tiene un último repecho que en paseo globeril no es notable, pero en carrera de guerrillas es morlaco. Gisbert iba ya consciente de su triunfo, mientras nosotros mirábamos más para atrás por si García, dolido en su orgullo por quedarse cortado, nos cazaba. El grupo de siete se fue resquebrajando pensando ya en el segundo puesto, esprint incluido, siendo el primero en ceder yo mismo, incapaz de seguir las ruedas entre aquel dolor de piernas. Tuve que medir distancias, mirar hacia atrás por si venía el de Movistar y asumir mi plaza, la octava, sin resentimiento ni venganza, porque yo lo había dado todo y entendía que aquellos compañeros de batalla estarían en las mismas.


Así es que puse el piloto automático, clamé paciencia a mis piernas, y crucé la meta más contento que unas pascuas habiéndome metido en una octava plaza que ni por asomo estaba en mi previsión. Y menos, con el permiso de los caídos en el frente, viendo la calidad de la contienda.


Todos nos lamemos las heridas, damos parte y recordaremos el informe de pros y contras, y el año que viene, sea en Ponferrada, en Huesca, en Gandía o en Chiquitistán de la Vega, allí estaremos de nuevo, dispuestos a parapetarnos y soltar misiles, si se tercia, por el bien de nuestras piernas, que son las que al final tienen la última palabra.

http://connect.garmin.com/activity/231175558

Clasificación de los 15 primeros:

1. José Vicente Gisbert (MotorPress Ibérica) 1.22.47
2. Joaquín Calderón (Revista Atenea) a 34 seg
3  José Mª Albalad (Universidad San Jorge) a 34 seg
4  Adrián García (Eurosport) a 34 seg
5  Sergio Palomar (Ciclismo a Fondo) a 44 seg
6  Bernat López (Universidad de Tarragona) a 44 seg
7  Lorenzo Ciprés (AIJC) a 58  seg
8  Rafael Mora (El Periòdic d’Andorra) a 1.06
9  David Garcia (Team Movistar Press) a  1.28
10 José Luis Rodrigo (Radio Huesca SER) a 2.39
11 Silvia Tirado (Radio Castellón) a 2.39
12 Luis Ortega (Prensa Fed. Baloncesto) a 6.03
13 Jordi García (Colegio Periodistas) a 7.16
14 Raúl Torres (Agencia Ketchum) a 7.16
15 Jesús Pena (EFE Huesca) a 7.21

 Los campeones de las diferentes categorías.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi mas sincera enhorabuena.

No se le puede exigir mas a uno que lo ha dado todo!

el podium es tuyo en calidad periodistica!

Carlos R.

Bernat López dijo...

Brillante crónica, Rafa, me he reído a ratos, y en otros momentos me ha parecido que todavía estaba en mitad de aquel asalto a bayoneta.

Enhorabuena por la octava plaza: a la vista de lo que se corrió (velocidad), de cómo se corrió (a garrotazo limpio) y de la calidad de la concurrencia es todo un logro. ¡Y además dando la cara!

Una abraçada i fins a la propera!

Bernat López