31 enero 2012

Cuando se deja madurar...

Hace dos semanas envié un relato corto a un concurso. La verdad es que lo escribí en poco tiempo y lo envié haciendo las correcciones justas. Un 'pensat i fet' en toda regla. Pensé en no volver a leerlo en un tiempo, para dejarlo madurar y, pese a estar ya enviado, cogerlo días después para ver si realmente mantenía el atractivo que, a la hora de escribirlo, pensaba que efectivamente tenía.

Cada uno es lo que es, y al releer el relato quince días después, me doy cuenta del montón de mierda que redacté. La explicación es muy sencilla. Empecé a leerlo y lo dejé sin pasar del segundo párrafo. No me interesaba lo más mínimo. Es posible que lo tuviera aburrido, pero me inclino más por la asunción de su puerilidad. En esto estoy empezando, claro, pero lo bueno es darse un par de golpes para poder levantarse.

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