08 septiembre 2008

Una puesta de sol

Vengo de un viaje largo. Largo de distancia, corto en el mapa. He estado en Córcega haciendo el vago, deporte, turismo, el amor… de todo un poco. He sentido la relajación, el viento del mar en la cara, pero también el de la montaña. He estado relajado y, como siempre, lo más feliz posible.

Luego he ido a Alemania (Tübingen, Mannheim y Witten), y he notado de nuevo el cariño de amigos y hermanas. Todos lejos en el día a día, cerca en muchos momentos en que la mente vuela y se acerca a ellos.

Ahora estoy en casa. Casa es Encamp, Andorra, el Pirineo. Casa. Dentro de unas horas en Caldea, oficina, El Periòdic, el teléfono ya me dice “busca temas” y me estreso. Pero prometo que, cuando tenga esos momentos de tensión, vendré aquí para acercarnos a la paz.

Estos días he hecho unos cuantos videos y algunas fotos que pretenden, solo pretenden, traernos calma, sosiego, amor por lo cercano, tranquilidad. En esta vida sin freno que llevamos, busquemos unos segundos para relajarnos. Aunque sea desde la distancia.

Os dejo una puesta de sol sobre el mar, que para nosotros, mediterráneos del este, es complicada ver, a no ser que estés en una isla. Como Córcega: cabo de Ajaccio, Islas Sanguinarias.

El sol se pone lento y veloz, no sabría decir, y ciertamente, cuando el mar lo tapa parece que lo esconde, que lo engulle, que lo ahoga, que nada más hay más allá. Si fuéramos una sociedad poco avanzada, sería fácil pensar que al otro lado está el vacío (se creía, antes de Colón, que el mundo se acababa allá y había un vacío, como un acantilado sin final). Y eso supondría temor, incertidumbre, posiblemente miedo a lo desconocido. Aventurarse a coger un barco y navegar hacia allá era pues, en aquel momento, mucho más que un viaje. Se entiende que podría ser un viaje sin retorno.

Relajémonos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sencillamente sencilla, auténtica,natural y hermasa.
Antes de ver los magníficos amaneceres que se ven desde el Mediterraneo,yo , en aquellas tierras donde nací,me gustaba ver las puestas de sol.Me parecía un espectáculo increible. Aún lo recuerdo.
Gracias por haberme hecho recordar momentos magníficos e inquietantes.
Petry