17 mayo 2008

Consecuencias del paso del tiempo


El paso del tiempo es inevitable. Hay cosas que cambian y evolucionan, se consumen y acaban por desaparecer. Es como la vida. Para mí el símbolo de todo esto se ve en las matrículas. Siempre que fui a Segovia vivía con intensidad -supina memez, direis- la evolución de las matrículas de esa bella ciudad castellana. Mi tío Manolo de Segovia tenía un Renault 11 con la letra C, y aquella letra fue subiendo y cambiando de tipo (de letra) hasta la I. A partir de aquí, desapareció el SG y se instauraron las tres letras insensibles y la sosa numeración. Ahora vas por la carretera y no sientes. No sabes si el que te adelanta es de Soria, de Cáceres, de Huelva, de Girona o de Toledo. Somos todos BRT, CDR, CTS, BBA, con la E sobre fondo azul que tanta polémica creo y nadie, ahora, se acuerda.

Y esto me lleva a pensar en los abuelos. Los abuelos criaron a sus hijos en una casa que hoy ya no es de nadie (bueno, sí, pero ni los conocemos ni importa). Allí pasó la vida de los que a nosotros nos trajeron al mundo, y ahora es sólo un recuerdo. Un recuerdo maravilloso. Y como sé que los que allí se criaron no han vuelto a pasar a verla para evitar emociones, aquí va un video que hicimos en nuestra última visita a la que ha sido, para todos, una casa llena de vida. A mí, cuando estuvimos, me sonrió al verme, tan tristona como estaba con las persianas bajadas y el polvo en las rejas. Fue una sonrisa de alivio y de agradecimiento. Porque de nuevo se sintió unida a lo que ha sido. Lo noté. Ella también sabe que como todo, nace, crece, se reproduce y muere, y espera el día en que una máquina la derrumbe y sea sustituida. Pero de momento lo hace con dignidad, manteniéndose firme. Llamé al timbre y no se oyó aquel estridente sonido que hacía. Entonces me di cuenta: es cosa del pasado, pero ella se mantiene viva en el corazón.
(DESPUÉS DE ESCRIBIR ESTO ME ENTERÉ QUE EL PASADO 15 DE MAYO LA CASA DIJO ADIÓS ANTE LA FUERZA DE UNA ESCAVADORA... Ahora sí que se acabó todo)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo, Rafa...
Te quiero. María.

Anónimo dijo...

Cuantas cosa han pasado, cuantos recuerdos, cuantos momentos compartidos, cuantos desencuentros vividos,cuanta vida recordada,cuanta vida vivida.
En esa casa vivimos,crecimos y nos fuimos marchando.A esa casa se fueron incorporando nuevas personas:abuelos,cuñadas,sobrinos e hijos.Tambien RAFA,ese chico que vino de lejos y que llenó de otra luz la casa.
Siempre estará en el recuerdo de los que quieran tenerla como tal.
Gracias por habernos cobijado.
Gracias a los que la construyeron con sus manos y poco más.
Ahora me queda una cicatriz en la frente y otra en el alma.

Anónimo dijo...

"Juan de Villegas 21", como el "4 de agosto de 1915", va así todo junto, del tirón, y como el largo nombre del Señor Manolo. Llegábamos y ahí estaba alguno de los dos, o los dos, en la puerta, esperando. La acera, el timbre marrón y redondito, la cortinilla, el plástico de la pared del pasillo... puedo recordar cada detalle de la casa, y de las cosas vividas allí. El suelo, el cojín granate donde nos sentábamos para ver la tele, que siempre tenía el botón medio suelto. Y ese bordillo donde nos cabía el culo y donde nos sentábamos algunas noches, a la fresca. Es como si no hiciera tanto de la última vez que estuve allí.
Pasábamos el verano allí, era visita obligada al menos una vez al año. Allí organizábamos con el tío Manolo estancias improvisadas "¿y por qué no se quedan Rafa y Carmen hasta septiembre?" Y nos apuntábamos a la "locura" del tío y allí que nos quedábamos, con los abuelos.
Siento como que también crecí en esa casa. Porque soy Mora y soy Sesma, soy de Valencia, la casita de Ontinyent y Juan de Villegas 21 de Segovia.
Y da igual dónde esté ahora o dónde vaya a estar, porque no deja de ser un ir y venir como el que hacían mis abuelos, a los que les encantaba viajar.

En cuanto a las matrículas... no olvidemos que de vez en cuando "nos enseñaban una peseta" y nos daban 5 duros por cada SG ó V visto en la ciudad contraria. Esas cosas algunos nietos ya no las pueden hacer.

Besos a todos, Moras y Sesmas, que no os olvido, desde Alemania.
Carmen

Anónimo dijo...

"Juan de Villegas 21", como el "4 de agosto de 1915", va así todo junto, del tirón, y como el largo nombre del Señor Manolo. Llegábamos y ahí estaba alguno de los dos, o los dos, en la puerta, esperando. La acera, el timbre marrón y redondito, la cortinilla, el plástico de la pared del pasillo... puedo recordar cada detalle de la casa, y de las cosas vividas allí. El suelo, el cojín granate donde nos sentábamos para ver la tele, que siempre tenía el botón medio suelto. Y ese bordillo donde nos cabía el culo y donde nos sentábamos algunas noches, a la fresca. Es como si no hiciera tanto de la última vez que estuve allí.
Pasábamos el verano allí, era visita obligada al menos una vez al año. Allí organizábamos con el tío Manolo estancias improvisadas "¿y por qué no se quedan Rafa y Carmen hasta septiembre?" Y nos apuntábamos a la "locura" del tío y allí que nos quedábamos, con los abuelos.
Siento como que también crecí en esa casa. Porque soy Mora y soy Sesma, soy de Valencia, la casita de Ontinyent y Juan de Villegas 21 de Segovia.
Y da igual dónde esté ahora o dónde vaya a estar, porque no deja de ser un ir y venir como el que hacían mis abuelos, a los que les encantaba viajar.

En cuanto a las matrículas... no olvidemos que de vez en cuando "nos enseñaban una peseta" y nos daban 5 duros por cada SG ó V visto en la ciudad contraria. Esas cosas algunos nietos ya no las pueden hacer.

Besos a todos, Moras y Sesmas, que no os olvido, desde Alemania.
Carmen

Anónimo dijo...

Se ha muerto una parte de nuestra vida. Que sí, que los recuerdos se llevan en la cabeza y en el corazón pero ya nunca más, nunca más, podremos volver a verla. La vida sigue y las etapas se queman pero yo ahora mismo no puedo parar de llorar.
"¡me pido el sillón!" "¡abuela, que sale el agua fría!" "¡abuelo, que te duermes!" "¡que llaman! ¿serán los tíos?"
En fin. Un beso. María.

Anónimo dijo...

si ahora ya no hay ni silabas en la matriculas de los coches, lo más parecedo que te puedes encontrar en DYC, con el uso de la Y, todo lo demas inpronunciable.
Que bonito es el patrimonio. Algo parecido me pasa cuando entro en Ontinyent y encuentro el hueco de Paduana.

Anónimo dijo...

Lamento decir a todos los que visitan esta página audaz de un periodista tenaz, que la casa de Juan de Villegas 21 ha sido convertida en un solar. El día 15 de mayo, San Isidro Labrador, ya mostraba las vergüenzas de las paredes laterales con restos de pintura azul en la habitación donde nació Javier, mi hermano; restos de azulejos de la cocina donde mi madre hacía chocolate y churros para todos; un grafiti que pintó mi hijo Marco (me parece que fue él) en la casa de los abuelos;... Y en el centro, una enorme máquina para derrumbar toda una vida que ya no tiene sentido.
Lo siento, pero esto es lo que hay.
Seguiré informando.