Mohammad Abu Abdallah Ben Hudzäil al Sähuir es más conocido como Al-Azraq, el de los ojos azules. Hijo del gobernador, el valí Hudzäil al Sähuir, y de madre cristiana, tuvo su poder en el siglo XIII en las pocas tierras valencianas que Jaume I le cedió, tras la instauración del Reino de Valencia, en la Vall d'Alcalá, donde nació, y de la Gallinera, ambos en la provincia de Alicante, lindantes con la de Valencia. El rey aragonés quiso darle su espacio a Al-Azraq, pero éste volvió a las armas acuciado por su pueblo, que le pedía respuestas ante el maltrato cristiano. Tuvo la vida de Jaume I en sus manos, pero al final murió, en Alcoi, en 1276, mientras cercaba la ciudad por un nuevo triunfo en el campo de batalla. Poblados moriscos como el de Atzuvieta permanecieron en el tiempo unos años más, hasta que en 1356 fueron abandonados, dejados en manos de esporádicos pastores y rebaños, hasta que la expulsión de los moriscos en 1609 dejó todo aquello vacío, con pequeños grupos de repobladores cristianos en el siglo XVII, hasta su completo abandono en el XVIII. Hoy son piedras que se mantienen en pie, pese al expolio de algunos delincuentes, que ven en su piedra vieja y aquellos arcos moriscos un lujo para sus casas particulares, ante la impotencia general. Todo esto lo reviví junto a Alberto Medina, quien me llevó en volandas por aquellos vericuetos, montados en bici, con salida y llegada en Oliva, en una jornada de 112 kilómetros, sol y mucho que aprender, allá por dónde nos llevaba la carretera, las piernas y las ganas de combinar deporte y algo de historia.
Alberto, por la Ruta de los Ocho Pueblos.
La jornada, para los curiosos del pedal que quieran un día acercarse por allá, e incluso para los que lo quieran hacer en coche o en moto, nos llevó por los siguientes pueblos: Oliva, Pego, l'Atzuvia por la CV-700, para entrar de lleno en la magnífica y tranquila Vall de la Gallinera, y entonces meternos en el mismo barranco, con algo de agua allá abajo, y luego en el pequeño camino asfaltado entre pueblos minúsculos, algunos abandonados y otros a punto de estarlo, en lo que se conoce y está marcado como La Ruta de los Ocho Pueblos, un tramo de apenas 14km: Benirrama, Benialí, Benissivà, Benitaia, la Carroja, Alpatró, Llombai y Benissili, antes de llegar a Planes poco después de pasar cerca de Catamarruch.
Llombai, pueblo abandonado en la década de 1970; al fondo, en el pico cortado por la foto, el castillo de Al-Azraq, aún en parte en pie.
Desde Planes, dejando allá arriba su castillo y su magnífica vista, encaramos más cuesta arriba si cabe, justo desde la rotonda que hay antes de entrar al pueblo y que enfila la CV-708, hacia Benialfaquí, luego Almudaina, para más tarde dejar a la derecha y abajo Benillup, y coger la CV-710 hacia Millena, por una doble curva con pilones en los bordes del barranco, y pared vertical al otro lado, donde sólo faltan los indios allá arriba, aunque puede que estuvieran, porque cuando saqué el móvil para hacer una foto, éste cayó de mi mano como si una flecha lo hubiera derribado, para darse un fenomenal golpe contra el asfalto, a 40 por hora, aunque, milagro, sobreviviera. Como en las películas de vaqueros.
Dejando Millena descendimos a Gorga, donde almorzamos y luego encaramos la CV-754 hacia Quatretondeta, luego Fageca, y de allá a la izquierda, por la CV-720, luego hacia Tollos por la CV-713, y Beniaia, Alcalá de la Jovada, por allá donde la Vuelta a España pasara el año pasado tan rápida, visto y no visto, y por la CV-712 a la Vall d'Ebo, donde los patos descansaban a la sombra de un árbol milenario, y justo después de pasar cerca de la Cova del Rull, donde yo prometo adentrarme algún día.
La marjal de Pego, abajo; el Mediterráneo de fondo. Impagable vista.
Alberto haciendo de guía, señalando la Foradà camino de la Vall d'Ebo.
Uno de los puentes que atraviesan los pequeños barrancos que llevan de Gorga hacia Quatretondeta, entre montañas arcillosas que amenazan deshacerse con la próxima lluvia.
Alberto, subiendo hacia Almudaina, entre algunas de las copas de los árboles -pinos, cerezos, olivos, almendros, melocotoneros- dobladas por el peso de la nieve de este invierno.
2 comentarios:
Muy chula la ruta, eh??? Y eso es lo bueno del ciclismo, que permite conocer esos parajes!!! como me gustaria acompañaros... Esos son los entrenos buenos q gustan, paisajes y amigos, correr ya se correra en las competis! Un abrazo
Qué pena no haber podido ir... pero la tesis mandaba.
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