Mi padre, mi hermana, el perro y yo nos arreamos una mañana memorable siguiendo la Marcha Cicloturista Siete Picos. Fuimos primero al pico del Remedio de Chelva, pero no nos dio tiempo a subir andando excepto un par de kilómetros. Vimos pasar al pelotón en el que iban Patxi y Diego, ¡muy cerca de lo que era cabeza de carrera! Luego estuvimos repartiendo Aquarius y Cocacola a todo el que nos lo aceptaba, que eran bastantes. Yo los seguía corriendo mientras bebían y me devolvían el bote. Si el bote estaba para acabar, les decía que lo tiraran a la cuneta y luego íbamos pasando para recogerlos todos. Además recogimos muchos ya oxidados.
Allí
en el Remedio no vimos a Raúl, se nos pasó por lo visto, y esperamos a
Paquito, que llegó muy retrasado porque nos dijo que había pinchado e
iba con la neura de si volvía a pinchar. Pensé que no la acababa porque detrás muy cerca iba la moto con bandera verde, aunque por lo visto era engañoso porque esa moto iba y venía (luego lo supimos).
De
Chelva fuimos directos a Chulilla y Sot de Chera, subimos el puerto
estrecho con el coche, lo dejamos en un hueco y allí esperamos, como a 2 km de la cima y con unas vistas de todo el puerto impresionantes. Con prismáticos aquello fue fantástico, qué visión. Antes tuvimos que
volver a comprar bebidas. Allí en aquel punto la gente iba
muy torrada. La verdad es que sentía envidia por verlos allí dándolo todo y yo en la banda escayola en brazo, pero
también pensaba en aquel sufrimiento que pasaban y me aliviaba no estar
metido entre ellos. Qué dureza en las caras. Yendo en bici nos damos cuenta de nuestro propio
dolor, pero el de los demás, tanto y tan extremo alguno expresado en
algunos rostros, es exageradamente difícil de asimilar. En la Quebrantahuesos
será lo mismo y estaré con todos ellos otra vez. Eso no me lo pierdo ni
por escayolas ni nada. La mano escayolada aguanta un bote en la mano, y
eso ya da para llevar dos y darlos a todos los que los pidan. Porque se lo merecen.
En cada goteo de ciclistas estábamos allí con una Cocacola en una mano
y un Aquarius en la otra, mi padre con la mochila llena de donde yo iba cogiendo y rellenando mis bolsillos con otros cuatro
botes, y me daba carreras con todos los que pedían bebida, diciéndoles lo mismo: yo te lo doy, tranquilo, te sigo corriendo mientras bebes, y bebe tranquilo, no sufras por mí que es solo un esprint, si te quieres acabar el bote lo tiras a la cuneta y ya lo recogeremos nosotros. Fue
maravilloso ver cómo lo agradecían, algunos al límite del llanto. De
verdad, espectacular.
Entonces
pasó Patxi. Según mis cálculos, iba entre los 80 o 90 primeros. No me
lo podía creer. Me arreé una carrera a su lado dándole
Aquarius, animándolo, gritándolo, espoleándolo como si fuera un figura
(que lo es), y el tío me dijo que iba a tope desde el inicio y que a lo
mejor reventaba. Hablamos la noche anterior y me preguntó qué hacer, si
salir conservador o a muerte. Le dije que el año pasado yo aposté por
salir a muerte e hice la mejor marcha de mi vida con 6.39, y él, que
quería batir ese tiempo, se empleó a fondo y vaya si lo consiguió
superar... ¡media hora mejor!
Después
de Patxi pasó Raúl, tocado, muy dolorido. "Me falta muchísimo
fondo", nos dijo. Raúl paró, le dimos agua, le robamos medio plátano
para un hombre al que asistía mi padre porque las rampas en los gemelos
lo estaban matando, y lo empujamos a seguir. Al final, 6.31. Si no se
para con nosotros, supera las 6.30, pero si no se para, puede que no
hubiera llegado.
Al final también llegó Paquito a la meta, esprintando como prueba de su profunda satisfacción, su orgullo y su capacidad de sufrimiento. Por eso y por todo lo demás, la Quebrantahuesos no me la pierdo. Desde la arena del ruedo o desde la barrera. Impresionante este deporte.
Enlace relacionado 2011: http://rafabatallitas.blogspot.com/2011/05/cronica-marcha-cicloturista-siete-picos.html
1 comentario:
Me agrada sobremanera la afirmación sobre "el poder de la mente y la ilusión", pues una es la realidad y otra el ideal o la ilusión que nos forjamos. Buen tema.
¡Apasionante!
Un saludo. Tu primo Manuel se tomó un descanso y volvió a Mali a su trabajo, una forma especial de pedalear que el materializa cuando puede, allí, con su propia bici de montaña. Estuvimos con él durante la Feria de Abril de Sevilla. Se alegrará si le escribes.
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