
Dice Mayte Martínez, atleta de 800 metros, subcampeona de Europa, bronce en un Mundial, que está en estado de shock por su amiga Marta. Ya.
Dicen los gerifaltes, léase Lissavetzky (secretario de Estado para el Deporte), Odriozola (presidente de la Federación de Atletismo), o Manolo Martínez (capitán de la selección española de atletismo), que hay que ser "prudente" y tener "cautela". Claro.
Dice Paquillo Fernández, marchador que está a punto de salvar su pena por dopaje, que él es un luchador y que, después de la sanción, llega la luz el próximo febrero tras un ostracismo obligado rebajado por cantarle al lorito (colaborar con la justicia, lo llaman) las lindezas de la trama dopante. Vale.
Dice Marta Domínguez, que ha pasado ocho horas en el cuartelillo de la Guardia Civil, embarazada de cuatro meses y con vergüenza social, que la abuela fuma. Por supuesto.

Dice el sentido común, la lógica si me apuran, que nos siguen tomando el pelo. El doctor Eufemiano Fuentes, implicado y cabecilla de la Operación Puerto que desarticuló (¿de verdad?) una red de dopaje en el ciclismo español, sale de nuevo a escena con la Operación Galgo, y el castillo de naipes, tan frágil como se reconstruyó, se vuelve a caer.
Dice el mismo sentido común, con la misma lógica, que la presunción de inocencia es lo primero, pero que oigan, que no nos toreen, que si en casa de uno encuentran anabolizantes, demás sustancias dopantes y bolsas de sangre, con o sin líquido elemento, pues que hay gato encerrado. O bien, pregunto, si es el caso, que haya alguien que, de normal, tenga en un armario, porque sí, tales mandangas.
Miro en mi despensa, por si acaso, y encuentro cuatro barritas energéticas a un paso de caducar, dos botes de maltodextrina para días contados en que me paso seis horas encima de la bici y no tengo a mano un buen plato de macarrones, y turrón de chocolate. Ni rastro de bolsas de sangre.
Así que no me vengan con milongas. Que sí, que se dopan todos, que hay una red de dopaje, que si un pelagatos de gimnasio se mete de todo por tener el mejor bíceps del planeta solo para que su pequeño mundo hable de él, imagínense ustedes lo que hará un pollo de 20 años que ve que en unos añitos está en un podio de un Europeo, de un Mundial o de unos Juegos Olímpicos.
Ancha es Castilla, Marta, pero Palencia veremos qué dice de la ilustre vecina. Pienso en equivocarme, pero eso lo digo porque ese pensamiento sale del corazón. Y ya se sabe, que el corazón y la razón, muchas veces no van de la mano. El Galgo se cae de bruces, amigos.

Solo un par de preguntas: 1, Marta, ¿era necesario?; y 2, ¿para cuándo se entrará al trapo en el mundo del fútbol?